lunes, 31 de diciembre de 2012

Las dos escaleras


Imagina una gran escalinata que asciende muy pero que muy hacia lo alto. Ante ella, lo primero que hay que hacer es alcanzar el primer peldaño, y luego otro, y otro, y otro, hasta llegar a lo más alto. Cada peldaño es diferente; unos son más altos y otros más bajos; unos parecen más lisos y otros están llenos de rebordes peligrosos; pero todos los que se encuentran ante la gran escalinata siguen subiendo con la esperanza y el deseo de llegar a la cima.

¿Y qué sucede una vez arriba? Allí, uno se da cuenta de que ya no puede seguir avanzando pues parece haber llegado al límite de esa escalinata. Sin embargo, algo en el interior de cada uno le hace saber que aún no ha alcanzado la meta, que aún queda mucho camino por recorrer. ¿Qué hacer entonces? Se mire para donde se mire, no parece encontrarse nada más... ¡pero tiene que haberlo! Es imposible que no sea así. Y entonces es cuando se da la gran convulsión que nos hace seguir avanzando incluso cuando parece que no hay nada más... ¡porque lo hay! Y sólo queda una salida: dar el gran salto cuántico que nos conduzca a una nueva escalera. Y allí comenzaremos por el primer peldaño, pero un peldaño situado mucho más arriba de la cima de la anterior escalera.


lunes, 24 de diciembre de 2012

La atención de Jesús

Jesús nos dijo que nuestro Padre ve en lo secreto y nos dio muestras de ello con su propio ejemplo.

Muchas son las cosas que me llaman la atención de los relatos sobre Jesús, y una de ellas es la mirada que ponía en seres aparentemente insiginficantes, o bien que intentaban pasar desapercibidos o que sencillamente no podían ni imaginar que sobre ellos estaba la atenta mirada del amable Jesucristo.

¿En quién se fija Jesús? ¡En todos! Pone su atención en alguien que nadie ha visto, o incluso diría más, en alguien que los demás desprecian por su insignificancia; por ejemplo, la viuda pobre que echa una mínima moneda para el templo, pero una gran moneda para ella por su falta de presupuesto. Y no sólo la mira sino que la pone de ejemplo para que sus seguidores aprendan a valorarlo todo.

Se fija también en Natanael cuando estaba bajo una higuera. Los Evangelios nos cuentan cómo el apostol Felipe anima a Natanael a segur a Jesús y cómo tras manifestar sus dudas éste decide presentarse ante Jesús. Y así recibió Jesús a Natanael, causando en éste una gran sorpesa:

Cuando Jesús vio a Natanael, que venía hacia Él, comentó: "Éste es un verdadero israelita, en quien no hay doblez alguna".
Natanael le preguntó: "¿De qué me conoces?".
Jesús le respondió: "Antes de que Felipe te llamara, te vi yo, cuando estabas debajo de la higuera".
 Jn, 1, 47-48


Natanael no esperaba aquel recibimiento. Sin duda se sorprendió ante las palabras que le dirigió Jesús, pues no podía ser consciente de que lo hubiera visto mucho antes de que él decidiera presentarse ante aquel ser del que se empezaban a contar maravillas.

Jesús pone siempre la mirada en alguien que para los demás pasa totalmente desapercibido, pero nunca para Él. Sabe de la mujer que padecía una enfermedad que la mantenía impura cuando tocó su manto en espera de ser curada; conoce la vida de la samaritana del pozo de Siquem sin que ellas tenga que contarle nada; nos conoce a todos en todos los momentos de nuestra vida.

Jesús, ahora que celebramos tu venida, por favor, haz que no nos olvidemos de tu constante atención y presencia.



lunes, 17 de diciembre de 2012

27 - EL REY ENFERMO

Hay momentos en la vida en que se precisa parar y descansar. Eso es algo indiscutible; y la misma naturaleza nos lo enseña al hacernos imprescindible unas horas de sueño. No es necesario que uno esté al borde de la extenuación para detenerse a reposar: es obligatorio y muy disfrutable pararse a descansar. Sin embargo, a veces nos retiramos hacia un aparente descanso, sencillamente como respuesta a algo que no nos gusta. Incluso, bien pudiera suceder que llegáramos a refugiarnos en la enfermedad para no tener que hacer frente a nuestras responsabilidades. ¿Pudiera estar sucediendo algo así contigo?

Todos queremos que se nos haga caso, pero si en algún momento no nos tratan todo lo bien que creemos merecer, podemos decidirnos por adoptar la estrategia del "rey enfermo", y demostrar así que no estamos dispuestos a ser minusvalorados ni humillados. La pregunta al decidirnos por este camino sería: ¿a quién va a beneficiar realmente esta táctica? Y, probablemente, si nos hacemos la pregunta de la manera adecuada, nos demos cuenta de que nadie, absolutamente nadie va a obtener ninguna ventaja.

Distinguir un proceso natural de cansancio, o bien una verdadera enfermedad puntual de lo que sería una huida, exige un grado alto de auto-observación que no siempre estamos dispuestos a llevar a cabo. Sin embargo, ¡sería tan enriquecedor si lo hicieramos!

lunes, 10 de diciembre de 2012

26 - EL ACTOR

Todos, al menos en algún momento de nuestra vida, interpretamos diversos papeles; nos convertimos en actores consumados. Esto es así,  y no hay por qué negarlo; el problema está en cuando lo hacemos de forma tan inconsciente que ni nos damos cuenta de ello, y terminamos por creernos el papel representado.

Fíjate en los tres elementos que aparecen en la escena. En primer plano destaca el actor leyendo su papel con gran convicción; pero no es el único que está en el escenario, sino que al fondo un soldado observa atentamente mientras permanece a la espera: ¿tendrá él algún papel que representar?, ¿alguna frase que decir? Y en tercer lugar, tenemos a los espectadores dispuestos a dejarse entretener y ofrecernos sus aplausos o, por el contrario, sus abucheos.

Todos interpretamos estos tres papeles en diferentes momentos. Como digo, el problema, más que ejercerlos, está en no ser conscientes de cuándo actuamos de una u otra manera. Como siempre, la consciencia es la clave para nuestra mejora personal; y al ser conscientes, eleminamos la necesidad de engañar o embaucar, y sencillamente optamos por "ser".

lunes, 3 de diciembre de 2012

El Maestro en el Tarot Zen de Osho

El Tarot Zen de Osho y Ma Deva Padma, cuenta con una carta de más con respecto a los tarots tradicionales. Así, ya sabemos que los Arcanos Mayores constan de 22 cartas; sin embargo, en este singular Tarot nos encontramos con 23. La última recibe el nombre de El Maestro.

El hecho de tratarse de una carta añadida, y que en el diseño figure la imagen de Osho, hizo que en su momento no considerara publicar aquí esta carta; pero veo que algunos lectores (ya hace tiempo y ahora recientemente) me preguntan por el significado de la misma, así que he considerado que debía dedicarle un artículo, cosa que hago ahora.

Me hubiera gustado que en vez de la figura de Osho, apareciera en esta carta una figura más neutral que reflejara de manera más clara su significado; pero puesto que los autores se decidieron por colocar esta pintura y no otra, vamos a estudiar su significado independientemente de lo que yo opine al respecto.

El Maestro es una palabra que normalmente usamos para referirnos a alguien que nos enseña algo muy profundo e importante porque, no sólo lo estudia, sino que además lo vive, lo interioriza; digamos que se trata de una persona que es aquello que predica.

Pero el maestro de otros, en primer lugar lo tiene que ser de sí mismo. Existe una carta en el Oráculo de El Symbolon (del que hablaré cuando le corresponde por su numeración), llamada El maestro y el discípulo, que creo refleja muy bien lo que nos dice esta carta. A veces somos maestros porque podemos enseñar aquello que hemos asimilado; a veces somos discípulos porque estamos dispuestos a aprender lo que necesitamos. Esta carta del Tarot Zen, de alguna manera, se identifica con la de El Symbolon.

Asimismo, cuando le toca enseñar al Maestro del Tarot Zen, lo hace sin prepotencia, sin exceso de palabras, sino que los discípulos disfrutran sencillamente con lo que es y lo que envía al ambiente que le rodea sólo siendo quien es. Este Maestro no quiere seguidores sino iguales que unas veces están más arriba y otras por debajo de él, pero que viven su momento adecuado cada uno y así se intercambian sabiduría y buen hacer.

A veces, quien reciba esta carta, sabrá que se le está diciendo que es capaz de aplicar lo que sabe a su propia vida, convirtiéndose, por tanto, en su propio maestro. Otras, sin embargo, puede estar aconsejándole que busque un maestro así, verdadero, sin vanagloria, un ser que en un momento determinado pueda ayudarle a recuperar su propio rumbo para contribuir al bien de todos.