jueves, 10 de abril de 2008

Comprar una baraja

Volviendo a un tema más prosaico, está claro que para iniciarse en las lecturas de Cartas, hay que hacerse con la herramienta: es decir, el mazo a utilizar.Hoy en día existe una enorme variedad para elegir. El problema suele darse en la imposibilidad de acceder al contenido de las cartas, puesto que vienen muy bien guardadas en una cajita que normalmente no nos permiten abrir y mucho menos tocar. Me explico. Existe una tradición muy extendida que dice que las Cartas no deben tocarse para así no cargarse de la energía que desprendemos cada uno. Esto, por lógica, nos lleva a la imposibilidad de conocer el contenido de cada carta si ni siquera nos permiten verla (y mucho menos tocarla) porque, desgraciadamente, en las tiendas no suelen hallarse catálogos con muestras de los diferentes diseños.

Como siempre, me gustaría matizar. Por supuesto no parece acertado que todos los posibles compradores manoseen las cartas, pero no por problemas energéticos, sino por una cuestión lógica de desgaste. Entiendo que debería tenerse abierto un mazo de prueba para poder consultarlo o bien un catálogo. Pero parece que los vendedores deciden ponernos a prueba ya desde el principio y que empecemos a demostrar posbiles dotes adivinando el contenido de las cartas.


En fin, bromas aparte, no parece lógico hacerse con una baraja sin conocerla previamente. A unos nos gustan unos diseños y a otros les gustan de otro tipo, y uno debe elegir el suyo, el que le conviene, el que le transmite algo.

Existen mazos claramente positivos y otros muy negativos. Nunca aconsejaría que uno se hiciera con un mazo cuyo mensaje no fuera bueno, porque entonces ¿para qué quiere uno las Cartas?; no parece que la mejora personal sea la respuesta. Elijo Cartas inspiradoras de buenas obras, de buenos sentires, de excelentes motores que nos inciten al bien.

Sobre el asunto de la energía, me gustaría decir algo. Yo creo que todo el mundo es energía, nosotros somos energía. Pero conceder un poder "fatalista" el mero hecho de que otra persona se atreva a tocar nuestras cartas me parece un exceso. Yo creo que las "Cartas" obedecen a un deseo sincero de mejora y de ayuda, por tanto, no importa mucho quién las toque. Otra cosa es que uno desee proteger sus cartas del deterioro y que por eso no le guste que las manipulen unos y otros; pero eso es algo completamente diferente a atribuir poderes excesivos a una energía en detrimento de otra.


Considero, por tanto, que el mundo está lleno de energía y que ésta no es ni mala ni buena; la baraja del Tarot permite centrar cuestiones y éstas creo que están tan delimitadas siendo tocadas por alguien como permaneciendo impolutas. No me gusta de ninguna manera caer en ritualismos que nos alejen de la verdad; queremos comprender, queremos indagar, queremos respuestas; todo lo demás puede ser sugerente por misterioso pero no fundamental. Me encantaría que a cualquiera de nosotros se nos permitiera ver las cartas que queremos comprar, así como hojeamos un libro o nos probamos un vestido; no veo nada malo en ello.

Aconsejo una buena búsqueda en Internet, y así uno podrá saber si le hablan determinados diseños, o si por el contrario, no le atraen en absoluto.

Y para terminar me gustaría añadir sólo un pequeño apunte. Algunos consideran que no deben comprar las cartas sino esperar a que alguien se las regale. Con respecto a esto diré que soy muy partidaria de los regalos, pero estimo que cuando se trata de algo que deseamos utilizar nosotros, y que se ha visto que es nuestra decisión, nuestro deseo, no tenemos por qué dejarlo en manos de nadie, sino que nosotros mismos podemos y debemos lanzarnos a la aventura de la propia búsqueda, ¿o no?.