viernes, 29 de noviembre de 2013

52 - LA FERIA DE LAS VANIDADES (El Symbolon)

Los seres humanos vivimos en sociedad, y por tanto es lógico que nos guste intercambiar relaciones los unos con los otros. Fijémonos en todos los personajes de esta carta. Vemos dos parejas que se pasean por su localidad, y que curiosamente, más que mirarse el uno al otro, parecen mirarse "unos" a los "otros". Además, los dos personajes de la ventana observan con todo detalle lo que sucede ante ellos; estos personajes no parecen querer exponerse ellos mismos, pero sí entran en el juego observando críticamente todo lo que ocurre ante su mirada. Una mujer en la calle incluso se vuelve a fisgonear aquello que no se ha atrevido a mirar cara a cara, y lo hace ahora amparada en esa supuesta colocación fuera de escena. Por si los seres humanos no fueran suficientes, un perro se acerca a la pareja con una mirada de admiración, ¿quizá es esa admiración lo que ellos buscaban? Claro que el perro a lo mejor ni siquiera les admira, sino que lo que le embelesa es el olor de la flor que lleva en sus manos la mujer; una flor que luce quizá no sólo porque le agrade hacerlo, sino precisamente para obtener un cierto reconocimiento.

La Feria de las Vanidades se llama esta carta. Y sí, nos habla de esa vida social en la que damos más importancia a las vanidades (a lo superfluo que desaparece) que a lo profundo y a lo verdadero (que permanece).

La vida social forma parte de nuestra esencia, pues como he dicho al principio, somos seres sociales que necesitamos relacionarnos los unos con los otros. Pero el problema surge cuando este intercambio no obedece a valores nobles sino a gusto por la ostentanción, por el cotilleo, o por que los demás vean lo que somos en apariencia más que lo que llevamos verdaderamente en nuestro interior. Y es entonces cuando la vida social se convierte en un teatro de variedades, más que en una realidad.

A veces la vida social sirve para llenar un vacío interno o bien un vacío en las propias relaciones con otros. Y así la cosa no puede ir bien. Lo principal es darse cuenta de lo que uno es, de lo que son los otros, de lo que es el mundo, y estar dispuesto a actuar en consecuencia y no sólo como un paseante que busca un mero divertimento. 

Esta carta, en el fondo, nos confronta con algo muy importante: la Verdad.
 


viernes, 22 de noviembre de 2013

Dos años ya!




Ni podemos,
ni queremos olvidarte.
Siempre estás con nosotros.
Te respetamos y queremos mucho.
Eres un buen padre;
lo sigues siendo.
¡Que Dios te bendiga, papi querido!



domingo, 17 de noviembre de 2013

51 - EL ESTRATEGA (El Symbolon)


El ESTRATEGA estudia con detenimiento el escenario. Quiere luz para estudiar sin atisbo de confusión el tablero de ajedrez que se dispone ante él, y para ello lo ilumina no con una sino con dos velas. Además, se coloca sus gafas para no perder detalle. Y si todo ello no fuera suficiente, el estudio lo realiza rodeado de libros a los que acudir para nuevas consultas. El estratega observa y analiza en primer lugar cómo se presentan las cosas ante él y con esa preparación va decidiendo los mejores movimientos de las diferentes piezas. Teme equivocarse  y por eso lo analiza todo al máximo detalle. Concede a la vida tanta importancia que no desea permitirse un error. El Estratega se mueve en lo seguro y no desea hacer movimientos superfluos. 

Analizar, observar, estudiar, basarse en datos y conocimientos previos es algo que está bien, ¡qué duda cabe! Pero, ¿dónde queda el corazón del estratega, y la intuición que se mueve por caminos sutiles que unen su corazón a su cerebro? El estratega no debería de olvidar que no todo está escrito, que no todo se mueve según las leyes conocidas, sino que además existen otras desconocidas, y ¿entonces qué? La perplejidad de nuestro personaje sería algo a lo que tendría que enfrentarse. 

Conciliar la intuición con la razón no es tarea fácil; ninguna debería suponer la eliminación de la otra, sino que obrando conjuntamente, la esperanza de éxito sería mucho más elevada. Conocer las causas y los efectos es fundamental, y abrirse a nuevas luces bien sopesadas y analizadadas puede ser una gran ayuda en el acierto del movimiento perfecto.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

50 - EL JARDÍN DE LOS ESPÍRITUS

Veamos con detenimiento la imagen. Una mujer trabaja en el jardín. No parece especialmente entusiasmada al hacerlo, sino que en vez de centrarse en la tarea que tiene entre manos, sueña con hadas o con cualquier cosa que la aleje del mundo en el que realmente vive. ¿Por qué hace esto? ¿Como medio de evasión ante su insatisfacción o para proyectar un futuro adecuado? Más parece una evasión, por el contenido de sus sueños. 

Si miramos al fondo, podemos distinguir una hermosa mansión. El caso es que por las ropas que viste nuestra protagonista, no parece ser la dueña de tal mansión sino más bien alguien que trabaja para los habitantes de la misma. Y así, ella se siente una especie de "Cenicienta", trabajando para otros y no obteniendo nada propio; creyéndose, en fin, una "desheredada" Y por eso sueña, porque no le gusta el papel que representa pero tampoco parece hacer nada para mejorarlo.

Es una pena. Porque lo cierto es que dueña o trabajadora de la mansión, pertenece a la misma, y si viera la belleza de su realidad, no le haría falta desarrollar sueños vacios, sino experimentar vivencias fascinantes. ¿Acaso no es hermoso el jardín que cuida? ¿No es bella la casa en la que puede entrar pues nadie le impide pertenecer a ella más que su propia imaginación? 

A veces, cuando la realidad no nos gusta, en vez de pararnos a ver si realmente es tan horrible y enfocarnos en cómo mejorarla, preferimos evadirnos de la responsabilidad fantaseando simplemente como medio de huida. De los sueños pueden obtenerse buenas ideas, pero siempre que sepamos enfocarlos adecuadamente, y que no los usemos como mera ilusión vacía. Despierta, valora y actúa.