martes, 30 de diciembre de 2008

La Estrella (Rider Waite) y Silencio (Osho Zen): Meditando con las Cartas del Tarot

LA ESTRELLA, el Arcano XVII del Tarot Rider Waite, es una carta que deslumbra por la armonía y alegría que transmite.

Una mujer desnuda vierte agua de dos jarras diferentes. Con su mano derecha, la vierte sobre el lago; con la izquierda, lo hace sobre la tierra. Con esto sólo, ya tenemos mucho para meditar.

En primer lugar, como vemos, la mujer está desnuda. No necesita ningún parapeto, no necesita abrigo extra, se muestra como es, como la naturaleza la ha dotado porque es sincera y confiada; y esas dos características las desprende al mundo que la rodea.

Con el brazo derecho vierte agua de su jarra en el lago; mientras que con el izquerdo la vierte sobre la tierra.

En general, aunque existan diferentes puntos de vista, se entiende que nuestro lado derecho está regido por el hemisferio izquierdo del cerebro y por tanto alude a la lógica, a la razón, a la acción; mientras que el izquierdo lo hace por el hemisferio cerebral derecho, es decir, lo emotivo, lo poetíco, lo receptivo.

Como ya sabemos, en el Tarot, el agua representa las emociones; la tierra nos muestra más lo pragamático. Entonces ¿por qué utiliza la mano derecho para derrochar el contenido de su jarra en un lago, en vez de en la tierra? ¿Por qué emplea su mano izquierda para regar la tierra? ¿No debería hacerlo precisamente al revés?

¡No! Por supuesto que no. Precisamente, se trata de armonizar, y por eso la razón debe ser regada con la emoción; y la emoción, con algo de razón.

También llama la atención el hecho de que una figura humana pueda aumentar el caudal del agua; pero es que, se siente tan plena que desborda. Además, claro que puede regar la tierra aplicando sus riquezas. ¿Por qué? Porque está en armonía consigo misma y, a la vez, con todo el universo. Seguro que en un momento determinado recibió de la tierra su cuerpo, y del agua sus sentimientos; por eso ahora puede ayudar en el crecimiento de tales elementos.

Además, no hay que olvidar que, en última y primera instancia, el que le dio todo lo que ahora tiene está allí en el Cielo, desde donde continúa guiándola con su luminosa, radiente, pacífica y creativa luz.


La Estrella permite la armonía y el crecimiento, las relaciones con buenos frutos, el más puro agradecimiento.


En el Tarot Zen de Osho, se nos muestra una imagen serena a la que titula SILENCIO. Nuevamente una mujer se sitúa en el centro, armonizando la tierra y el cielo. En esta ocasión, lo que vemos es el rostro en estado de meditación.

La figura está tan absorta y tan a gusto en dicho estado que no puede por menos que reflejar en la la tierra que habita, a través de un lago que lo recoge, su estado de total quietud y armonía.

La persona no necesita hablar porque, con ser lo que es, ya transmite su energía a todo el universo, a la vez que puede recibirla del cielo.

La figura se siente totalmente, ya no muestra dualidad, es lo que es, siente lo que siente, transmite la verdad.


jueves, 25 de diciembre de 2008

José y María - Parte III



Volviendo al tema de la concepción milagrosa que muchos ponen en duda y sobre lo que no me voy a definir, me gustaría explicarlo de la siguiente forma. No creo que tuviera que ver con la necesidad de pureza en el sentido religioso de un cierto desprecio al sexo; cosa que yo, al menos, no acabo de aceptar pues el sexo también es una creación de Dios (otra cosa es el posible abuso que se haga de él).

La concepción virginal de Jesús la veo más bien como una demostración del poder de Dios. Se nos dice que María siempre calla: actúa pero apenas habla; algo fácil de entender si consideramos la situación en la que históricamente se ha colocado a la mujer.


Y como decía en la entrada número II, María no podía tener acceso a los cultos reservados a una clase especial de hombres (tampoco se les permitía todo a todos los hombres, aunque sí más que a las mujeres).

¿No sería una prueba extraordinaria del contacto real entre Dios y su criatura María el hecho de que concibiera sin necesidad de seguir las leyes naturales? ¿No podía ser la mayor prueba de que Dios estaba con ella? No hay que olvidar que para una mujer judía de aquella época y geografía, el hecho de concebir significaba, además de un deber, una bendición de Dios; y la esterilidad era vista como una especie de maldición.

El encuentro de María e Isabel (la mujer infértil que había recibido la gracia de concebir contra toda esperanza a su hijo Juan) tuvo que ser hermoso pues las dos sabían la verdad; no necesitaban más pruebas ya que ellas mismas se habían convertido en las pruebas reales de la cercanía de Dios. Sin duda debieron sentirse reconfortadas; no necesitaban palabras porque comprendían en su carne todo lo que pasaba.

Y José acepta; no le importa el no entender, no da suficiente peso a sus dudas, sino que demuestra ser bondadoso y, probablemente, adelanta la boda real y efectiva para no poner en peligro la reputación de María. José está dispuesto a sufrir las dudas de sus vecinos; pero no va a abandonar a quien Dios ha destinado como su esposa. Y tampoco dejará desprotegido al Niño que su Creador le regala por tan extraños caminos. Si eso no es amor...

Jesús es, además de un regalo de Dios a la humanidad, el encuentro de dos almas devotas. Luego vendrían los duros años de aprendizaje, porque... no podía ser fácil seguir caminos tan poco trillados y vivirlos en silencio...Hasta que el Hijo se hace Maestro.

sábado, 20 de diciembre de 2008

El Rayo (Osho Zen) y La Torre (Rider Waite): Meditando con las Cartas del Tarot

A veces uno parece tan aparentemente tranquilo y feliz, y de repente, es como si cayera un rayo conmoviéndolo todo hasta las entrañas.

Aquí, en el
Arcano XVI del Tarot Zen de Osho, conocido como EL RAYO, lo vemos con toda claridad. En el fondo la imagen de alguien en meditación. Poderosos rayos sobre él y personas cayendo por efecto de la convulsión dando vueltas entre el fuego.

¿Inquietante, verdad? Sin duda puede serlo, pero a estas alturas ya sabemos que se trata de advertencias para tener en cuenta y tomar las medidas adecuadas, ya sea para sobrellevarlas o para modificarlas.

A veces uno está tan dormido que es necesario darle un buen golpe para que despierte. Esto lo saben muy bien los maestros Zen; y este Tarot toma como modelo tal enseñanza así que no debe extrañarnos la aparente dureza, que sólo está ahí para que uno por fin despierte.

En el Rider Waite, el Arcano XVI recibe el nombre de LA TORRE. Se fija más en el objeto que recibe la convulsión que en el origen de dicho movimiento.

¿Por qué ha de caer un rayo en una torre tan hermosa? A lo mejor, sencillamente, porque nos hemos acostumbrado tanto a la Torre que ni le prestamos la menor atención.

Esta carta, en muchas ocasiones se identifica con un divorcio, por ejemplo. Aunque no es el único aspecto, sí me parece apropiada esta sugerencia para explicar el significado basándonos en algo muy concreto.

¿Anuncia un divorcio inminente? Podría ser, pero ¿quién tiene la capacidad para tomar esa decisión? Mucho me equivoco o la decisión depende de una pareja. Entonces, en lugar de pronosticar resultados, es importantísimo detenerse en el aviso que se nos hace: hay una gran crisis, se ha desatado la tormenta, pero la dirección que ésta lleve tiene muchísimo que ver con tu forma de manejar la situación. Ante este aviso, uno se pone a pensar; incluso diría más, se pone a SENTIR, y pondera todo lo que puede perder si no se pone de inmediato a trabajar en la solución de su situación. A modo de ejemplo, ¿es bastante claro, no?


La Carta nos habla de salir de nuestra cerrazón; nos avisa de que si uno no está dispuesto a hacerlo, el Cielo puede asumir la tarea de ayudarle provocándo una convulsión. En definitiva sería: ¿colaboras en solucionar la situación o provocamos una tormenta para que te des cuenta?

La decisión es, por el momento, tuya. ¿Qué vas a hacer al respecto? ¿Merece la pena intentar salvarse de la tormenta? ¿Sí? Pues, entonces, ¡adelante! De una crisis vivida y resuelta con plena conciencia, uno sale enormemente vivificado.

lunes, 15 de diciembre de 2008

María y José- Parte II

Y aquí, por supuesto, empieza mi imaginación; pero, francamente, no me parece excesiva osadía a juzgar por lo poquísimo que parece saberse.

Imagino que el hecho de que una niña judía fuera dedicada al templo podía tener varios fines. En primer lugar, un ofrecimiento a Dios. Y en segundo y tercer lugar, una forma de fomentar en la niña una devoción y, a su vez, procurar la salvaguarda de su virginidad. No podemos olvidar el hecho de la importancia de la mujer en la custodia de la pureza de su estirpe. Si la niña era dedicada al templo, es de suponer que se cuidaba mucho este tema e, incluso, podía o bien elegirse marido para cuando tuviera la edad apropiada, o bien se concedía permiso para el elegido por la familia.

¿Qué podría hacer María en el templo? Probablemente lo que han hecho la mayoría de las mujeres en gran parte de las relilgiones del mundo conocido: tejer los lienzos, limpiar todo aquello que luego los sacerdotes habían de purificar, etc., etc.

Imagino que se fomentaba la devoción y que, probablemente, se les diera algún tipo de instrucción. Es más que probable que la Virgen María conociera y recitara salmos; pudiera ser que aunque no se les enseñara a leer sí se memorizaran textos leídos por los instructores. Yo creo que la palabra de Dios estaba en su boca.

Puedo imaginar que a las mujeres dedicadas al templo se les daría una instrucción necesaria para ejercer determinadas tareas. Es decir, probablemente no gustara una mujer absolutamente analfabeta, aunque quíen sabe. Pero lo que no podía era estudiar todos los textos sagrados; para eso estaban los hombres.

¿Y qué ocurre cuando alguien siente tanto deseo y tanta cercanía hacia su Creador? Que busca maneras de conectar con Él. Ya que una simple niña no podía ejercer rituales reservados a una casta especial de hombres; ya que una niña no podía leer las escrituras que con tanto celo se guardaban alejadas de sus manos, ¿qué podía hacer una niña que, probablemente, desde el principio sintiera afinidad hacia las cosas de Dios y, además, se las fomentaban pero sólo hasta ciertos límites? Creo que lo único que podía hacer era buscar a ese Amoroso Creador en todo lo que le rodeaba y en su propio interior. María parece haber optado por dirigise directamente a Dios. No le hacía falta nada más. Vivía más que estudiaba.

María, muy probablemente, se acostumbró al silencio y a no manifestar públicamente sus dudas, sino a dirigirlas directamente a su Dios. De esa manera pudo hacer crecer una espiritualidad no constreñida a ritos y escritos, sino basada en su propia experiencia (algo que su Hijo desarrolló a las mil maravillas).

Y así la niña María desarrolló una oración de cercanía que le hizo poder recibir mensajes directos de su Creador, bien fuera a través de señales, bien a través de ángeles, pero no parece que los recibiera por medio de instituciones que le abrían unas puertas mientras le cerraban otras.

El contacto directo con Dios pudo hacer que creciera en ella la confianza absoluta en Su poder. La concepción milagrosa sirve para demostrarlo. María no da explicaciones; si Dios lo ha dispuesto así, que así sea; ella está acostumbrada al silencio y a los hechos, no necesita elaborar ni discutir cientos de miles de teorías.


Ni siquiera parece que necesitara hacerle aclaraciones a quien se eligió como marido, de quien se nos dice que "era bueno". No se nos dan detalles de él, sino uno que los engloba a todos: su bondad. ¿Y qué puede hacer un hombre bueno ante un embarazo de su desposada en fecha nada conveniente?

José hace lo mismo que María, confía y obra rectamente. No quiere causar daño y asume los hechos. No sólo eso, se hace cargo animosamente y emprende el camino de protección de su nueva familia, la que Dios le ha o
torgado por tan extraños caminos. José tampoco discute; San José piensa, razona, ora, deja paso a su intuición, decide y actúa.

CONTINUARÁ...


viernes, 12 de diciembre de 2008

CONDICIONAMIENTOS (Osho Zen) y el DIABLO (Rider Waite): Meditando con las Cartas del Tarot

Hoy vamos a cambiar el órden de la meditación con las cartas y las iniciamos por el Tarot Zen de Osho. Aquí, el Arcano XV recibe el nombre de CONDICIONAMIENTOS.

Vemos a un león entre un rebaño de ovejas. El león va vestido con una piel de oveja atada a su cuerpo. Parece que mira al rebaño con cierta perplejidad y aparente enfado. ¿Qué nos dice esta carta? Si estás pensando en mañas arteras por parte del león disfrazado de oveja para comérselas, andas muy equivocado. Es algo mucho más profundo que eso.

En realidad, esta carta nos cuenta la historia tratada de muy diversas maneras pero con un mismo fondo de "El Patito Feo". Se trata de alguien con una determinada naturaleza a quien, sin embargo, se le reprime ésta y se ve forzado a seguir los dictados de la sociedad en la que vive. Nadie quiere ver sus diferencias, así que lo disfrazan; y el león, pese a su perplejidad, no acaba de decidirse a tirar semejante disfraz que lo único que logra es anular su verdadera personalidad.

¿A cuántos condicionamientos te sientes enganchado? ¿Cuántos condicionamientos asumes para no encarar la verdad? ¿Por qué no te liberas?

En el Tarot Rider Waite, el Arcano XV se conoce como EL DIABLO. La imagen nos presenta una pareja encadenada bajo la vigilancia del diablo. Si te fijas, la carta es muy parecida a la de LOS ENAMORADOS, con la diferencia (entre otras muchas) de que en aquélla la pareja no estaba atada y quien los protegía era un hermoso ángel. ¿Qué nos dicen estas diferencias?

Por supuesto nos hablan de una falta de libertad. La persona está obsesionada y apegada a algo que lo hace su esclavo. Podríamos estar hablando de cualquier tipo de adicción: alcohol, comida, tabaco, drogas, sexo, relaciones opresivas, trabajos estresantes, cualquier tipo de conducta compulsiva. Todo ello nos habla de una falta de libertad que no ayuda a la persona. Enganches a los que uno se somete por diversas razones.

Me atrevería a señalar otra diferencia entre estas dos cartas. Mientras LOS ENAMORADOS se exponen desnudos a la luz pues actúan con total verdad y son conscientes de sus verdaderas elecciones; en el DIABLO lo que prima es la oscuridad que impide mostrar la realidad tal y como es; la persona está demasiado confusa para detectar a primera vista aquello que lo mantiene dominado.

Ante la aparición de esta carta en una meditación, es bueno preguntarse a qué nos sentimos encadenados, qué nos obsesiona, qué verdad hay tras las dificultades que parecemos sufrir en un momento dado. Nos exhortan a hacer luz en la oscuridad y descubrir en qué consisten las cadenas que nos atan y en qué lugar está la llave que puede liberarnos en el fondo de uno mismo.

lunes, 8 de diciembre de 2008

María y José - Parte I

Aprovechando la celebración de estas fechas navideñas, me gustaría hacer algunos comentarios sobre dos figuras que me parecen ser bastante maltratadas, ya sea por exceso como por defecto: María y José. Como, a la hora de ponerme a escribir sobre este tema, veo que se me mueven los dedos en demasía sobre el teclado, creo que lo voy a ir repartiendo en diferentes entregas para no agotar la paciencia de tan queridos amigos lectores. Comenzamos.

Ante todo decir que me parece muy importante fijarnos en estas dos figuras porque me temo que reina demasiado desconocimiento sobre muchas cosas, y eso nos hace ofuscarnos con afirmaciones y negaciones que lo único que hacen es ampliar una falta de base que se va extendiendo a lo largo del tiempo según yo lo veo (y no me refiero sólo a asuntos que competen a la religión sino a tantos otros...).

Poco se sabe sobre la Virgen María. No nos engañemos, los Evangelios tratan más el fondo místico y religioso del mensaje de Jesús, que la recopilación histórica o biográfica. Los Evangelios no parecen escritos con la intención de dar a conocer situaciones íntimas o sociales de una cultura para que sea conocida por otra. Así nos quedamos con multitud de incógnitas, pues quienes conocían algo más de hechos que ahora buscamos ansiosamente, no los consideraron dignos de mención: lo importante era el mensaje de Jesús más que sus circunstancias.

Estas circunstancias fueron añadidas a lo largo de los siglos, pero no parece que procedan de antes. Incluso los Evangelios Apócrifos, tan de moda en nuestros días y que suelen colocarse todos en el mismo saco desconociendo procedencias y épocas, no fueron escritos hasta mucho tiempo después, al menos la mayoría.

Así que la conclusión es que desconocemos muchos detalles que ahora valoramos enormemente. También es verdad que nuestra sociedad es muy personalista, mientras que en épocas anteriores se miraba más por lo colectivo. Así, por ejemplo, hoy en día se valoran los nombres de autores literarios que se consideran muy prestigiosos y lo queremos saber todo sobre ellos (con o sin su permiso); mientras que, por ejemplo, en la Edad Media, lo que predominaban eran juglares que transmitían hermosas historias, normalmente de autor desconocido; lo que importaba eran las historias y la gracia para contarlas, pero no la personalidad del creador. Diferentes tiempos, diferentes culturas.

De la Virgen María se nos dice que, desde su nacimiento, fue dedicada al templo. Y la pregunta que me hago es en qué consistía esto. No parecen existir hasta el momento datos que puedan explicar la presencia de las mujeres en el ámbito del templo.

Hay que precisar que la mayor parte de los conocimientos que tenemos sobre la tradición religiosa judía, provienen de textos llamados "rabínicos" y que son la Mishnhá y el Talmud. Por supuesto está la Biblia y la Torá (los cinco primeros libros de la Biblia Hebrea), pero ahí quedan claras una cosas y otras no tanto.

Entiendo que cuando se estudia la figura de Jesús y su posición en el ámbito palestino de la época en la que vivió, se recurre a fuentes como los Evangelios o estos textos rabínicos que no proceden de la época de Jesús sino que son muy posteriores.

Así como los Evangelios más o menos se datan en el año 70 (no v
oy a entrar en más especificaciones), la Mishná proviene del 200 d. C. , según mis informaciones. Se trata de una recopilación de tradiciones judías y comentarios sobre las mismas. También tenemos el Talmud, más posterior (con dos versiones, una del 400 y otra del 500 d.C., aproximadamente), conteniendo más comentarios sobre la Mishná y tradiciones. Es decir, que, aceptando el valor de estos textos por lo que aportan, lo cierto es que no acabamos de saber por ellos cómo se desenvolvía el mundo judío que vivió Jesús.

No hay que olvidar la destrucción de Jesusalen por los romanos en el año 70 de nuestra era y la dispersión que esto provocó.


Y si es difícil saber más sobre temas que afectan al elemento masculino, no digamos nada del femenino que normalmente brilla, en casi todas las culturas conocidas en nuestro ámbito, por su ausencia.


Así que me pregunto una y otra vez qué significaba dedicar una niña al templo. Y aquí comienza mi imaginación....

CONTINUARÁ...

miércoles, 3 de diciembre de 2008

El poder de la oración


Me ha parecido tan hermosa esta ley
enda que cuenta Paulo Coelho, que deseo compartirla con todos vosotros. Es ésta:

Dice la leyenda que, después de una exhaustiva sesión matinal de oraciones en el monasterio de Piedra, el novicio preguntó al abad si las oraciones hacían que Dios se aproximara a los hombres.
-Voy a responderle con otra pregunta -dijo el abad-. ¿Harán salir el sol mañana todas esas oraciones que usted reza?
-¡Claro que no! ¡El sol sale porque obedece a una ley universal!
-Entonces, esa es la respuesta a su pregunta -dijo el abad-. Dios está cerca de nosotros, independientemente de las oraciones que digamos.
El novicio se rebeló:
-¿Quiere usted decir que nuestras oraciones son inútiles?
-En absoluto. Si usted no se despierta temprano, nunca conseguirá ver el sol naciente. Si no reza, aunque Dios esté siempre cerca, usted nunca conseguirá notar su presencia.
Paulo Coelho, Como el río que fluye

En el fondo, pienso que uno no reza porque Dios lo necesite, sino porque lo necesitamos nosotros.

martes, 2 de diciembre de 2008

Iridología en un bonito Herbolario


Como me ha parecido muy interesante, voy a añadir un enlace a la página de Dios Laico, donde Nora nos hace un aporte francamente instructivo para quienes deseen saber más sobre el origen de esta ténica. ¡Es fascinante! Os recomiendo la visita a este post de Nora. Un abrazo.


Me gustaría hacer un breve apunte sobre algo que conocí hace muchos años y que he redescubierto hace muy poco. Se trata de la IRIDOLOGÍA. Puede que algunos conozcan algo sobre el tema y puede que otros no, así que lo menciono ahora.

La IRIDOLOGÍA es una técnica englobada en la Medicina Naturópata por la que se obtienen diagnósticos basados en la forma y manchas del iris.

Puede que esto a muchos les parezca "cosa de brujas", pero yo, en principio, soy partidaria de curiosear por las diversas vías de diagnóstico cuando no son dolorosas ni dañinas, y considero que esta técnica reúne ambas cualidades.

Hace no demasiado tiempo descubrí un agradable herbolario en PARLA, una ciudad de la provincia de Madrid. El herbolario, donde Estrella nos recibe siempre con una sonrisa y donde Isabel nos ofrece sus diagnósticos, está situado en la calle Río Miño, número 11. Y, ya puestos, por si alguno está interesado en curiosear, les indico el teléfono y todo: 91-699 85 98.

El caso es que con algo tan sencillo como es mirar con una lucecita enfocada a los ojos, Isabel de Arco obtiene una visión bastante detallada de cosas que pueden estar dándose en nuestro organismo.

Como método desde el punto de vista del cliente no es nada molesto, así que... si lo deseáis, ya sabeís dónde la tenéis a ella. Además quién sabe si no os lanzáis a curiosear sobre este tema navegando por internet.

Pues ahí queda hecho este apunte informativo para los que estéis interesados en ello. Un abrazo a todos.



sábado, 29 de noviembre de 2008

¿Quién fuiste en una vida anterior?


Cuando uno piensa en la posibilidad de la reencarnación, normalmente se hace preguntas sobre quién ha podido ser en otra vida: ¿una persona con poder?, ¿alguien tratado injustamente?


¿Quienes hemos sido en otras vidas?

Algo que creo sucede con demasiada frecuencia es que uno suele suponer que, o bien ha sido alguien "importantísimo" (a los ojos del mundo, claro, porque importantes o lo somos todos o no lo somos ninguno), o bien ha sufrido graves injusticias perpetradas, curiosamente, por otros.

Es decir, uno suele creer que fue el Emperad
or o la Emperatriz de un gran imperio, o que fue quemado en la hoguera por sus ideas heréricas que lo situaban fuera de una determinada sociedad. Sin embargo, son poquísimos los que piensan que podrían haber sido los verdugos de aquellas víctimas, ¿o no? También es verdad que algunos se plantean esto último en demasía, lo cual es igual de exagerado.

Brian Weiss, en una entrevista que vi por YouTube, contaba algo que me hizo mucha gracia. Decía que uno de sus clientes estaba convencido de que había sido Napoleón. Curiosamente, cuando le ayudó a hacer una regresión, lo que se vió es que se trataba de un soldado raso que había luchado a las órdenes de Napoleón. De ese dato, por supuesto, Weiss pudo extraer muchas conclusiones, y es de desear que el protagonista de esta historia también haya sido capaz de hacerlo.

Llega un momento que ves tantos Napoleón, Miguel Ángel, María Magdalena y demás por el mundo, que te cuestionas ¡cómo es posible! Mi experiencia con las regresiones no va por ahí. Me explico.

Normalmente, lo que uno percibe es una sensación y un resumen de lo que vino a aprender con esa vida. Por ejemplo, podría suceder que se tuviera la sensación de haber sido alguien con poder, pero no necesariamente determinar el cargo político o el nombre. Podría suceder, también, que quien experimenta una regresión se identifique con determinados papeles que resultan de alguna manera arquetípicos para la persona, y se sintiera en consonancia con lo que representa Napoleón
, Miguel Ángel o María Magdalena, pero sin que ellos mismos lo hubieran sido necesariamente. Como siempre y como en todo, la prudencia y un cierto distanciamiento ofrecen una objetividad necesaria.

En cualquier caso, considero nocivo creerse a pie juntillas un determinado papel, pues eso creo que sitúa a la persona en la experiencia del ego más que en su trascendencia. Y cuando uno hace una regresión, la idea es que pretende extraer conclusiones que le permiten trascender y no sencillamente revivir hechos ya sucedidos (ya los vivió, no hace falta que los repita).

La regresión puede ayudar muchísimo cuando se contempla de este modo. Así uno puede considerar múltiples puntos de vista que le sirven de ayuda en su actual situación, pero que no lo encadenan a una repetición ab
surda y sin objeto alguno.

Si uno no lo hace con esta intención, puede que su ego se infle en demasía, o bien su espíritu fatalista de eterna víctima se amplifique, o bien puede generar personalidades inflexibles que consideran tienen todos los datos sobre un tema y no permiten ninguna opinión en contra (si uno fue Napoleón, ¡qué le vas a
decir tú que él no sepa de cómo disponía sus ejércitos!). Pero es que resulta que nuestras vidas son limitadas e, incluso habiendo sido Napoleón, seguro que se te escapaban infinidad de detalles, ¿o no?


martes, 25 de noviembre de 2008

Impotencia en el Symbolon: Meditando con las cartas del Tarot

A la hora de utilizar Cartas en nuestras meditaciones o consultas, tenemos que tener en cuenta que no todas hacen alusión a aspectos considerados positivos, como la alegría y el buen humor; sino que, también, aparecen cartas que aluden a situaciones consideradas problemáticas, defectos que hay que vencer, cuestiones que hay que resolver. Pero eso es lo importante, saber que se nos señalan estos aspectos menos deseados, precisamente, para que nos hagamos conscientes de su existencia y nos pogamos manos a la obra para resolverlos con la ayuda de Dios.

La IMPOTENCIA es una característica que no suele agradarnos nada. Son muchas las veces en que el ser humano se encuentra impotente; pero, a veces, esta impotencia es más una sensación que una realidad. Las Cartas del Symbolon de Peter Orban, Ingrid Zinnel y Thea Séller ofrecen muestras muy valiosas en este sentido.

La primera que vamos a ver es la denominada LA CARGA. Un hombre asciende con dificultad una montaña llena de pedruscos y flores con espinas. El hombre está encorvado por el peso de una piedra que acarrea a sus espaldas. En lo alto, un sol lo ilumina pero él no tiene fuerzas para darse cuenta de su luz, sino que sencillamente soporta el calor como una carga más.

¿Cuántas veces nos hemos sentido así en la vida? Hemos acarreado pesos, nuestros o de otros, como abrumadoras obligaciones que hay que sobrellevar y permitir que nos acompañen todo el tiempo. No somos capaces, muchas veces, de encontrar la solución, sencillamente porque ni nos detenemos a mirar otras vías. Se nos ha dicho que la vida es muy dura y hacemos caso a este criterio. También se nos ha dicho que cuando Dios cierra una puerta abre una ventana, sin embargo, nos cuesta muchisimo más asimilar este pensamiento.

Probablemente si este hombre dejara un momentito tan pesada piedra en el suelo, podría alzar su mirada y contemplar otros aspectos de su vida. Y, entonces, gracias a la potente iluminación del sol, incluso podría percibir un camino más suave para emprender su viaje y llevar la piedra hasta la meta de la mejor manera posible.

Nadie dice que la piedra, y otras más que sin duda van acompañándonos en nuestro camino, no sea real; pero para obtener éxito, hay que llevarla con maestría y elegancia; hay que concederse descansos que restauren nuestras fuerzas; y hay que buscar ayuda en el Cielo de donde viene nuestra fuerza.



La segunda carta recibe el nombre de LA DEPRESIÓN. Una palabra excesivamente de moda en nuestros días. Quien más quien menos vive sus momentos de total abrumación y encerramiento. De repente uno, bien por algún hecho que le marca, o bien por simple desidia, se encuentra abúlico, sin ganas de hacer nada, tan sólo de sentarse a mirar su propio ombligo y consumirse en tan triste empeño.

Ahí estamos, en la cueva de la tristeza, de la desesperación, de la falta de sueños e iniciativas. Y para colmo, en la roca de tan horrible cueva, vemos esculpidas imágenes que parecen retratos petrificados de nosotros mismos en un estado tan poco apetecible. Así, cuando uno levanta la vista (en los escasísimos momentos que lo hace), ¿qué es lo que ve?, su vivo reflejo de desesperanza, y la pena, entonces, se amplía.

Cuando el hombre, aunque sólo sea por puro aburrimiento, se decida a mirar al fondo de la cueva, descubrirá lo que ahora no sospecha; que en lugar de más oscuridad, existe la salida a la alegría. Pero para eso tiene que decidir viajar a su propio interior, reconocer con absoluta sinceridad qué le sucede, sin buscar amigos títeres que le devuelvan sus miserias como un triste eco; y, luego, volver la mirada en otra dirección para descubrir las nuevas y fascinantes rutas.


Y, por último, nos detenemos en esta carta llamada LA CAUTIVIDAD. Seguro que en alguna que otra ocasión te has sentido atrapado en un problema. Cuando uno se da cuenta de esta realidad, su primer impulso suele ser desembarazarse del mismo tan pronto como pueda; y al igual que hace esta triste figura de la carta, se dedica a tirar con fuerza de las rejas, sin percatarse de que con esta actitud lo único que hace es agravar la situación. ¿Por qué? Fijate bien.

La reja tapa una hermosa ventana de piedra cuidadosamente edificada. A cada empujón que la figura da a la reja, va agrietando las rocas de la base. ¿Conseguirá romper así la roca y salir de su poco amada cautividad? Puede que sí, pero, en este caso, lo más probable es que si fuerza mucho la situación lo único que consiga es romper su base y tener que afrontar un terrible frío nocturno... porque ¿es la reja el único problema de este Joker que ha perdido su sonrisa?

A lo mejor, el problema que lo acucia era necesario para darse cuenta de quién es él y cuáles son sus posibilidades. A lo mejor está ahí para que pueda darse cuenta de cuándo se pone él mismo en peligro por no saber actuar conscientemente. A lo mejor está ahí para que descubra el valor de la libertad; una libertad conquistada de manera adulta y no como una reacción exagerada y pueril.




viernes, 21 de noviembre de 2008

LOS TRES CAMINOS - Segundo y Tercer Camino


Desde el nuevo lugar de seguridad que había encontrado, rió, rió de buena gana ante aquel descubrimiento, y la esperanza volvió a anidar en ella. Y siguió avanzando. Volvió a escuchar las voces de los deportistas e imaginó lo que pensarían de ella, pero no le importaba, estaba disfrutando de su paseo.

Empezó a mirar con atención, y vio los árboles de tan variados colores. El otoño dejaba su hermosa marca en el suelo. Y entonces surgió otro camino. Era de gravilla y sobre él una alfombra de hojas lo hacía apenas visible. No habían terminado los problemas. Tras el éxito reciente, un nuevo desafío surgía. Las hojas podían ser peligrosas. Pero ella acababa de vencer una prueba y esta segunda que se le proponía no acabaría en derrota; ahora lo sabía. Ahora sí que lo sabía.

Cuando iniciara su primera aventura se vio inmersa en el problema y, aunque no sabía si saldría con bien o no del desafío, recorrió el camino; ahora las cosas habían mejorado, ahora sabía que podía vencer si caminaba con cuidado y mantenía la esperanza.

En esta segunda ocasión, sólo le quedaba aplicar sus conocimientos y actuar muy cuidadosamente. Incluso le dio tiempo a disfrutar de la experiencia. La primera vez había experimentado algo muy semejante al terror en alguno de los momentos, pero ahora sabía que podía lograrlo, podía llegar a un terreno más seguro.

Y así fue. La satisfacción resplandeció en su rostro. Aquella tarde estaba resultando muy fructífera. Había conseguido sortear ya dos dificultades. Sí, había hecho bien en salir aquella desapacible tarde. La naturaleza le había enseñado todo lo que necesitaba saber para sortear las dificultades de su vida. Por supuesto que había pasado por momentos terribles, pero ahí estaba, viva y dispuesta a emprender nuevos caminos. Ya conocía la experiencia. ¿Cómo pudo haberla olvidado? Había que cruzar el bosque para contemplarlo luego con perspectiva.

El segundo camino le había hablado muy claro; ella tenía recursos para sortear las dificultades, sólo hacía falta ponerlos en práctica y saber que siempre podría alcanzar la meta.

El día estaba siendo fructífero. Ahora disfrutaba contemplando los árboles, las fuentes, los estanques, todo era hermoso. Siguió caminando; el final del parque estaba ya cerca, y siguió caminando.

La salida era fácil, había dos caminos para escoger. Uno, el más cómodo, era el que siempre había tomado desde que lo visitaba. Pero entonces vio el otro. Estaba cubierto de hojarasca. No podía saber qué es lo que había debajo. ¿Tierra? ¿Grava? ¿Asfalto? Ya no importaba. Y sin pensarlo dos veces, tomó la decisión; el nuevo resultaba más atractivo para ella.

¿Por qué elegía ahora aquel camino desconocido y no el que, por conocerlo de antemano, podía depararle la seguridad reconfortante? ¿Por qué añadir una nueva emoción a aquella tarde en la que ya había puesto a prueba su valor? La respuesta acudió con más presteza de la imaginada: ¡¡¡la diversión!!! Ahora quería disfrutar con el placer de lo desconocido; ahora, por fin, sabía que contaba con todos los recursos para acometer su nueva tarea con éxito.


La naturaleza había hablado y ella había escuchado su voz.


martes, 18 de noviembre de 2008

LOS TRES CAMINOS - Primer Camino


El viento golpeaba con fuerza, lo que hacía difícil la buena sujeción del paraguas. Había decidido salir a dar un paseo en el preciso momento en que las nubes descargaban un enorme aguacero. En realidad la situación no debiera haberla tomado por sorpresa, de sobra sabía que llovía desde el día anterior; durante la noche, el sonido de la lluvia no había dejado de mecer sus sueños, sin embargo no estaba dispuesta a que aquella circunstancia estorbara su decisión.

Necesitaba ejercitarse; si permanecía un solo minuto más en la casa, terminaría por anquilosarse sin remedio. A pesar del temporal encaminó sus pasos hacia el parque que hacía los oficios de un pequeño bosque en plena ciudad. Imaginó que nadie sería tan loco como ella, ¿a qué aventurarse en un día tan desapacible como aquél? Se equivocaba. Un grupo de deportistas entrenaba como si de cualquier otro día se tratara. Quizá la lluvia no fuera tan fiera como ella creyera.

Decidió esquivar a la gente. Necesitaba soledad para poner sus pensamientos en orden. Últimamente la vida la había golpeado con fuerza; tanto, que más de una vez temió romperse; sin embargo, ahí estaba, caminando a pesar del viento y de la lluvia. Los concejales de su ciudad habían pensando que aquel parque precisaba caminos de asfalto que impidieran a quienes los transitaran en los días de invierno ser alcanzados por el barro; por tanto, el parque no representaba ningún peligro para los viandantes y, por supuesto, tampoco para ella.

Pero no todo era asfalto; gracias a Dios, algunos de los caminos que podían elegirse no contaban con semejante escudo, y fue hacia ellos donde dirigió sus pasos. Deseaba sentir la tierra bajo sus pies; estaba más que harta del duro asfalto de su ciudad y ansiaba un contacto verdadero con la naturaleza.

A ambos lados del camino unos árboles, fuertes y robustos, acompañaban su paseo, y ella decidió dirigirles también a ellos sus pensamientos. En el camino se habían ido formando múltiples charcos que podían ser detectados sin ninguna dificultad por cualquiera que se adentrara en la vereda; ella también los vio pero pensó que aquellas otras partes sobre las que el agua no podía verse ofrecerían buen cobijo para sus pies. No fue así, cuando adelantó su pierna y posó uno de su pies en aquel lugar pudo comprobar que todo estaba enlodado.

Cuando el terreno no resultaba resbaladizo, parecía que quisiera tragarse a quien lo hollara. Aun así, ella siguió caminando. Iba bien equipada con sus nuevas botas de agua. Siguió y siguió avanzando.

Contrariamente a lo que había imaginado, el camino se hacía más y más difícil, y llegó un momento en que dudó sobre las posibilidades de alcanzar con éxito la carretera de asfalto que podía vislumbrar a lo lejos, demasiado lejos. Un instante de miedo hizo que volviera su rostro hacia el principio del enlodado camino; quizá fuera mejor retroceder, casi podría asegurar que las cosas cada vez iban a complicarse más y que, por mucho que lo intentara, no alcanzaría su meta. Había sido una tontería meterse por aquel lodazal; ningún ser con un mínimo de cordura lo habría hecho. ¡Pero deseaba tanto sentir la tierra!

La mirada hacia atrás le reveló que tantas posibilidades tenía de retornar como de seguir avanzando, y decidió lo segundo. A pesar de todo continuaría; si nuevas complicaciones surgían en aquel trayecto, las sortearía como pudiera. Por otra parte, ¿qué era lo peor que podía ocurrirle? Si se caía, ya estaba preparada para el golpe, así que éste, con un poco de suerte, resultaría poco dañino. No, sólo quedaba una solución: avanzar, seguir avanzando; las cosas no podían ser tan malas. Claro que cuando dirigía su mirada hacia delante, tenía que admitir que todavía le quedaba un largo trecho y que no estaba en absoluto segura de lograr vencerlo con éxito. Sólo tenía un medio de afrontar aquella dificultad, ir despacio, midiendo sus pasos, reconociendo cuidadosamente el terreno. Aquella atención apenas le dejaba tiempo para otra cosa más. Ya ni siquiera podía ver el camino de asfalto a lo lejos, sólo le quedaba la lucha que enfrentaba ante el que tenía ante sí.

Y, de repente, allí estaba, lo había conseguido. Sus pies pisaban terreno duro. Lo había logrado. Entonces lo hizo. Sobre la seguridad del nuevo terreno miró hacia el que acababa de atravesar. Nadie hubiera dicho que fuera tan pequeño, pero mientras estaba dentro le había parecido inmenso. Igual que sus problemas. La vida la había llevado por un camino lleno de pruebas del que no podía ver la salida, pero el paseo le había enseñado algo, ni las pruebas eran tan duras ni el camino era tan largo. Se dio cuenta de que mientras estuviera dentro de él sólo le quedaba tomar la resolución que había tomado aquella tarde: proseguir, con cuidado, con ánimo, proseguir.

CONTINUARÁ...

viernes, 14 de noviembre de 2008

LA TEMPLANZA (Rider Waite) y LA INTEGRACIÓN (Osho Zen): Meditando con las Cartas del Tarot

El Arcano número XIV en el Tarot Rider Waite recibe el nombre de LA TEMPLANZA, y qué duda cabe que su imagen es muchísimo más reconfortante que el número que le antecede.


Si vemos el recorrido de los diferentes Arcanos Mayores, desde el número 0 hasta el XXI, podríamos considerarlo como el progreso del ser humano, y por tanto, empieza sin complicaciones, pero, a medida que transcurre el tiempo, van apareciendo muchos aspectos que hay que ir integrando. Y, precisamente Osho, en su Tarot Zen, llama a esta carta INTEGRACIÓN.

En la baraja Rider Waite, se nos muestra la figura de un ángel con sus alas abiertas, un hermoso halo, y una luz en lo que podríamos imaginar como alusión al famoso tercer ojo. En su corazón lleva un triángulo como símbolo de unión entre lo material y lo espiritual; una tarea acometida por los ángeles que nos comunican los mensajes del Cielo.

El ángel porta en sus manos dos copas, y vierte el líquido sanador y purificador de una copa en la otra. Trae la curación del cielo a la tierra. Se trata del Ángel Sanador que cura cualquier quiebra, ya sea debido a una mala salud física como a una mental o espiritual.

Esta carta nos habla de armonía y de curación. Si nos fijamos en sus pies, vemos que uno se introduce en el agua, mientras el otro se apoya en la tierra; es decir, el ángel sabe asentarse sobre los dos elementos y los armoniza dedicándoles un tiempo y una paciencia amorosa. El agua, en el Tarot, simboliza las emociones; y la tierra nos habla del elemento pragmático donde nos apoyamos. A veces luchamos encarnizadamente entre estos dos elementos, sin darnos cuenta de lo mucho que contribuyen el uno en el otro como amigos, en lugar de enemigos.

El ángel nos trae esa paz sanadora, sin prisas y sin pausas. La armonía como fuente en la que debe sustentarse la vida.

Ma Deva Padma, en el Tarot Zen de Osho nos lo recuerda con sus diseños para reflejar esta INTEGRACIÓN.

El ser humano vive en una dualidad que tiene que comprender y ajustar. Al fin y al cabo ¿qué es la enfermedad sino la quiebra de la armonía? El Arcano número XIV, nos habla de una sanación que puede darse a través del restablecimiento de la armonía. El Ángel Sanador que veíamos en los diseños Rider Waite, y ahora en éste de Ma Deva Padma.

Diferentes símbolos nos hablan de esa integración que es necesario alcanzar, como vemos en esa hermosa piedra preciosa que brilla mostrando todos los colores del espectro luminoso.

La figura lleva en sus manos el símbolo del yin y el yang, como unión de los opuestos. El lado que representa el yin, sostiene un puntito del yang en sí mismo, y viceversa. Ahí está el equilibrio. El sol y la luna no son tan opuestos como parece; al fin y al cabo la luna se nutre de la luz del sol, y el sol puede, con la pequeña ayuda de la luna, reflejarse sobre la Tierra. El águila como símbolo del poder y la fortaleza, puede encontrar su punto de unión con el cisne, como símbolo de la pureza. La serpiente enroscada, símbolo de curación, de la muerte y la resurrección a través de sus mudas y de su enroscamiento en un ciclo sin fin.

Integrar en vez de oponer. Ésa es la lección.


martes, 11 de noviembre de 2008

La Soledad



La soledad no consiste en no tener a nadie con quien hablar,
la soledad es, más bien, no tener a nadie en quien confiar.


viernes, 7 de noviembre de 2008

"Déjà-vu"


Cuando yo tenía unos diez años, en una ocasión nuestros padres nos regalaron a mi hermana y a mí un juego llamado "Las Estrellas Chinas", se trataba de un tablero con unas fichas y que se desarrollaba de una forma parecida a las "Damas".

Al poco tiempo unos amigos de mis padres vinieron a verles y trajeron a sus hijas con ellos. Lógicamente, allí sacamos nuestro flamante tablero de Estrellas Chinas y nos pusimos a jugar.

Entonces sucedió algo que nunca pude olvidar. En un momento del juego, me di cuenta con una claridad rotunda de que aquella misma imagen con todas alrededor del tablero y realizando unos movimientos determinados ya la había visto yo. Incluso al mover una de las fichas, sabía que no era una buena jugada, pero algo me impedía rectificar. Las miré a todas, miré el tablero, miré las fichas, y cada vez tenía más y más claro que todo aquello, en aquella misma disposición, yo ya lo había vivido.

Me quedé muy pensativa y traté de hallar una respuesta que me aclarara una experiencia tan singular. La que me vino de manera lógica fue que seguramente confundía lo que habíamos vivido aquella tarde con otro acontecimiento anterior. Pero cuando analicé todo más detenidamente, me di cuenta de que eso era imposible:

1.- El juego no lo teníamos antes; nos lo acababan de regalar.
2.- Las niñas que habían venido, no eran una visita habitual, y no habían tenido la oportunidad de conocer este tablero previamente.

La sensación que experimenté me acompañó mucho tiempo. Con los años supe que aquella experiencia tenía un nombre: "Déjà Vu" (lo ya visto antes). Y muchas personas hablaban de experiencias similares: las visitas a determinados lugares por primera vez y experimentar la sensación clara de conocerlos y haber estado allí antes son un ejemplo muy común.

Para este fenómeno se han buscado multitud de respuestas; incluso hay quienes más o menos vienen a decir que se trata de comparaciones y recreaciones de otros acontecimientos similares. Yo no puedo estar de acuerdo con esta explicación porque mi vivencia lo desmiente; sé muy bien lo que experimenté y no había posibilidad de comparación posible.

Entre las diversas explicaciones, yo me quedo con una que me parece ciertamente acogedora y aclaratoria. Algunos dicen (Brian Weiss es uno de ellos) que se trata de una confirmación de que estás siguiendo el camino destinado para ti. Desde entonces, estas experiencias tienen para mí una sensación de tranquilidad en vez de turbación, pues me confirman que, al menos, algo estoy haciendo bien; y eso, en determinados momentos, cuando la duda nos cerca y nos sentimos abatidos, es algo muy pero que muy de agradecer.

martes, 4 de noviembre de 2008

El Arcano XIII: La Muerte (Rider) y La Transformación (Osho).- Meditando con las Cartas del Tarot

Hoy vamos a hablar de una de esas cartas que normalmente echan para atrás. Se trata del Arcano Número XIII, cuyo sólo nombre o imagen provoca todo tipo de terror.

Me gusta
ría señalar que el miedo que inspira no está totalmente justificado, pues no se trata de la muerte física, aquello a lo que todos temen cuando aparece en una consulta. Se trata de un final, eso sí; de un final bastante definitivo en el que algo se abandona para comenzar nuevamente en otra dirección. ¿Esto es malo? ¿Es bueno? Pues todo depende de a qué final esté haciendo referencia esta carta. Si se anuncia el final de un trabajo en el que alguien no acaba de encajar ni de sentirse a gusto, es algo para felicitarse. Si se trata de alguien que hasta el momento ha transitado por la vida dando tumbos de aquí para allá y sin encontrarse; la Carta número XIII podría indicarle que por fin está en el camino de la madurez, dejando atrás sus dudas y sus vacilaciones.

La Muerte anuncia un final; un final hasta cierto punto definitivo, pero algo termina para dar paso a otra cosa nueva. En realidad podríamos considerarla como el anuncio de una transición. Algo semejante a la Rueda de la Fortuna, pues también indica un cambio; pero quizá más drástico y rotundo.

De cualquier manera, parece algo generalizado el hecho de que los finales, aunque sean positivos y necesarios, no acaban de gustar porque inspiran temor. Al fin y al cabo, mal que bien, uno termina por acostumbrarse a sus circunstancias y no le acaba de convencer el hecho de tener que zanjarlas. En esta carta, eso queda muy bien reflejado; ante la imagen de la Muerte galopando en su caballo, unos se aterran, otros se someten, etc., etc. Terminar el colegio, para muchos es una tragedia porque tienen que abandonar a sus amigos y empezar en un nuevo lugar del que todavía no conocen nada; pero ¿seguirían disfrutando de la vida de colegial una vez cumplidos los 50 años?; ¡seguro que no!

Osho nos muestra una visión más positiva en su interpretación para este Arcano. El nombre ya lo dice todo: LA TRANSFORMACIÓN.

En las cartas de Osho, diseñadas por Ma Deva Padma, vemos una figura sentada sobre algo que parece una flor. Si miramos más detenidamente, veremos una cabeza tumbada sobre la flor. Esa flor podría ser un loto, ya que nace en el fango pero se convierte en pura belleza iluminada.

La figura que está sentada, podemos ver que cuenta con múltiples brazos, con los que sostiene diversos elementos simbólicos. El mismo Osho nos dice que la espada es un utensilio que sirve para cortar lo falso, lo ilusorio. En otra de sus manos, la figura lleva una serpiente que, aunque en nuestra cultura suele estar mal vista, hemos olvidado un significado importante de la misma: es símbolo de rejuvenecimiento a través de sus cambios de piel. En otra de sus manos lleva una cadena, como símbolo de las ataduras que se abandonan. También sostiene el símbolo que ya resulta muy familiar del yin y el yang, como la unión de los opuestos; la unión de lo complementario. La flor, como una nueva vida radiante y esplendorosa. Y por último, el hermoso Ave Fénix que renace de sus cenizas más fuerte y vigoroso.

Para transformarse, uno debe dejarse ir, dejar que algo termine para renacer. Me gustaría terminar con estas frases de Osho: "La transformación viene como la muerte, a su propio tiempo. Y, como la muerte, te toma de una dimensión a la siguiente".


viernes, 31 de octubre de 2008

Viktor Frankl: El hombre en busca de sentido

Ante todo, mis disculpas por la extensión de este artículo; pero no encontré la forma adecuada de dividirlo sin que perdiera su hilo conductor. Espero que, aun a pesar de su extensión, lo encontréis de provecho.


Durante muchos años vino a mí el conocimiento de un libro y una persona del que muchos me hablaban. Sin embargo, por una razón u otra fui demorando la lectura del libro, hasta que ha llegado el momento de hacerlo apenas hace un mes.

El autor se llama VIKTOR FRANKL, y el libro "El hombre en busca de sentido". Para quienes no lo conozcan decirles que Vickor Frankl fue un neurólogo y psiquiatra austriaco que sobrevivió a un campo de concentración nazi. A partir de sus experiencias en dicho campo, y de la convivencia con el hombre llevado al límite, esbozó una teoría y una práctica psiquiátrica llamada LOGOTERAPIA (palabra que viene a significar terapia que busca el sentido de la vida).

A Viktor Frankl se le hizo muy palpable el hecho de que para vencer las dificultades, el ser humano necesita motivación y un sentido de la existencia. Y a ello dedicó sus esfuerzos.

El libro cuenta sus experiencias como prisionero y la degradación y superación del ser humano. Además ofrece algunos apuntes muy breves sobre su sistema.


Lo que más me impresionó fue algo que plantea de forma muy aguda. Él dice que siempre le pedimos algo a la vida, pero que nunca nos detenemos a preguntarle a la vida qué nos pide ella a nosotros. Y es así; queremos esto y lo otro, pero ¿qué desea ella para nosotros?; en realidad ¿puede desearnos algo para lo que no estemos preparados o no sepamos disfrutarlo? No lo creo.

Viktor Frankl enfrenta a sus pacientes con su propia resposabilidad. Porque Frankl no parece haber caído en el victimismo sino en la superación. No es él quien decide por el paciente o cliente, sino que le confronta con el propio sentido de su vida; algo que nadie debe darle sino que él debe encontrar. Según sus propias palabras:


"La logoterapia intenta que el paciente cobre conciencia plena de sus responsabilidades personales; en consecuencia, le fuerza a elegir por qué, de qué o ante quién se siente responsable. Por eso el logoterapeuta, entre los distintos psicoterapeutas, es el menos inclinado a imponer a sus pacientes algún juicio de valor, porque jamás permitirá que una persona transfiera al médico la responsabilidad de juzgar su propia existencia".

Por lo que da a entender se trata de una terapia que exige una gran actividad del paciente y no un mero escuchar y obedecer. Se trata de enfrentarlo a una ética y no a un molde ya estructurado. Una terapia que parece muy adulta.

Hace mucho hincapié en el sentido de la responsabilidad, no sólo hacia uno mismo y sus valores, sino hacia los demás, como puede verse en este párrafo:


"Al declarar al hombre un ser responsable y capaz de descubrir el sentido concreto de su existencia, quiero acentuar que el sentido de la vida ha de buscarse en el mundo y no dentro del ser humano o de su propia psique, como si se tratara de un sistema cerrado. La misma argumentación permite afirmar que la auténtica meta de la existencia humana no se cifra en la denominada autorrealización".

Sí, porque para Frankl existe un abuso del término AUTORREALIZACIÓN; una palaba que se usa en demasía con cierto sentido hedonista, olvidando la responsabilidad del ser humano para quienes le rodean. Frankl parte de un sentido de superación personal pero con una base muy profunda de responsabilidad por los demás. Así lo explica él:

"La autorrealización por sí misma no puede situarse como meta. No debe considerarse el mundo como simple expresión de uno mismo, ni tampoco como mero instrumento, o como un medio para con­seguir la ansiada autorrealización . En ambos casos la visión del mundo se convierte en menosprecio del mundo."

Para Frankl, que lo vivió muy de cerca (en aquellos campos perdió a sus padres, a su esposa y al hijo que no pudo nacer), el sufrimiento tiene un lugar importante sobre el que es preciso reflexionar. Incluso entiende que el sufrimiento puede utilizarse en beneficio propio y de la colectividad. Dice Frankl:


"El sufrimiento evitable debe combatirse con los remedios oportunos; el no hacerlo así seria síntoma de masoquismo, no de heroísmo. La psicoterapia tradicional tiende a restaurar en la persona la capacidad para el trabajo y para disfrutar de la vida. Esos objetivos son compartidos tambien por la logoterapia, aunque avanza un paso más al pretender que el paciente recupere su capacidad de sufrir, si fuera necesario, y por ello encontrarle un sentido al sufrimiento".

Por último me gustaría detenerme en algo que me parece extraer de las ideas de Viktor Frankl. Creo que para él era importante destacar que el sentido de la vida no debía ceñirse única y exclusivamente a la búsqueda y disfrute de aquello que da placer, sino, sobre todo, al cumplimiento del deber:


"Cuanto más se afana el hombre por conseguir la autorrealización más se le escapa de las manos, pues la verdadera autorrealización solo es el efecto profundo del cumplimiento acabado del sentido de la vida. En otras palabras, la autorrealizacion no se logra a la manera de un fin, mas bien como el fruto legítimo de la propia trascendencia".

A veces pienso si no nos habremos olvidado demasiado de que nuestra vida no nos pertenece únicamente a nosotros mismos. ¿Dónde quedó el sentido de ser miembros de una colectividad adulta y mejorable gracias al esfuerzo de cada uno?

martes, 28 de octubre de 2008

Ese lado oscuro... ¿es el mal?


No, la oscuridad no es el mal, sino el DESCONOCIMIENTO.


Llegará el día en que todos conozcáis incluso
esa parte oculta de vuestro corazón.

Y, entonces, descubriréis la FELICIDAD de la VIDA.

sábado, 25 de octubre de 2008

La Culpa... a raíz de vuestros comentarios

Vuestros comentarios sobre la culpa me han hecho reflexionar mucho sobre este tema que, nos guste o nos disguste, parece perseguirnos.

Como ya dije, en muchas ocasiones somos culpables; por lo menos en alguna ocasión. No siempre actuamos con buena voluntad, y ya sea con plena consciencia, con media consciencia o inconscientemente, lo cierto es que no siempre podemos estar muy orgullosos de nuestras actuaciones.

Pero una cosa es que nos sepamos culpables y reaccionemos de manera constructiva ante este reconocimiento; y otra muy distinta es que, o bien nos estanquemos en el dolor y, siguiendo un dicho expresado en
castellano antiguo decidamos "mantenella y no enmendalla", o bien que esa culpa consiga destrozarnos por el dolor que nos causa.

Yo creo que la culpa debe verse como una clarificación sobre lo obrado y como la posibilidad de corrección. Si no acabamos de estar a gusto con nuestra conciencia; lo lógico es que más que martirizarnos busquemos la causa y la reconozcamos. A partir de ahí podemos emprender el camino de corregir el mal cuando es posible (no siempre lo es); o bien realizar el bien en otros campos. De nada sirve llorar por las esquinas si volvemos a obrar mal, en vez de que nos sirva de aprendizaje de nuevas y buenas acciones.

Yo creo que existen culpas propias y culpas a las que nos adherimos por múltiples razones. La base suele estar en el amor, pero en un amor mal enfocado. Por ejemplo, y este tipo de situaciones se ven mucho en las Constelaciones Familiares, imaginemos que un familiar comete
una determinada maldad con plena conciencia (bueno, lo de plena conciencia siempre es relativo; con ello quiero decir que no lo hace de manera totalmente inocente). Sus familiares pueden actuar con cierto odio hacia ella (lo cual engendra una nueva culpa) o asumir el pecado de la misma por la pena y la vergüenza que les supone. ¿Con eso que se genera? Ampliar el daño.

En los casos en que el mal se ha obrado de manera totalmente inconsciente, sucede lo mismo; la persona que lo ha realizado y la allegada viven con tal pena la situación que se traspasan la carga y se "ayudan" mutuamente asumiendo la culpabilidad. ¿Con eso qué se logra? Demostrar que nos importa el otro, pero ampliar el daño sin curarlo.

Algo que deberíamos aprender a ver es a diferenciar el
pecado del pecador. Pensar que quien ha cometido una mala acción, con el desarrollo adecuado podría realizar varias buenas. Siempre me he preguntado, por ejemplo, cómo lograron convivir víctimas y verdugos tras las guerras (sin ir más lejos, los terribles problemas que tuvieron que provocar los extremismos nazis). ¿Puede un hijo de un fanático nazi amar a su padre? Creo que sí, y eso le puede llevar a dos posturas: o a hacerse él mismo como su padre por compañerismo, o a asumir con dolor y vergüenza la culpa cometida por su progenitor, lo que le creará un conflicto muy difícil de soportar. Mejor que cualquiera de estas dos posturas, ¿no sería mejor reconocer que uno quiere a su padre aunque no esté de acuerdo con él, y volcarse en acciones en beneficio de los derechos humanos como una contribución constructiva que lave el mal y desarrolle un mundo mejor?

Si algo tiene de bueno la culpa es que nos confronta con nuestra propia conciencia y nuestra ética; y, además, nos pone en el camino de las buenas acciones. Dolor, sí; pero el justo, el momentáneo... luego... ¡a seguir caminando irradiando esa mayor luz que aporta el reconocimiento!


viernes, 24 de octubre de 2008

LA CULPA - Parte II - Meditando con las Cartas de EL SYMBOLON

Continuando con el tema de la culpa, veamos ahora otras dos cartas que nos explican dos formas distintas de encararla.

La primera que he elegido se llama EL CASTIGO. Existen personas que ante el reconocimiento de haber obrado mal, o por lo menos no haber hecho todo lo que en su deseo de perfección buscaban, deciden autoflagelarse, autocastigarse. De esa manera buscan una liberación para su mal.

Un corazón traspasado (como podemos ver en el cuadro del fondo), un conocimiento que no supimos valorar (como nos sugiere la vela encendida), lleva a la persona a un
deseo de dañarse a sí misma; bien para dar la razón a quien de alguna manera le castiga con sus actos, bien para "compensar" y "pagar" por la posible falta cometida.

Ahora la pregunta sería: ¿tiene todo este autosufrimiento algún sentido? Mi respuesta es que no. Tan sólo permite un falso desahogo y una permanencia en el abatimiento. Y eso ¿a quién beneficia?

Se trata, en muchos casos, de una neurosis compulsiva. La persona piensa que aplicando todo ese ritual de autocastigo podrá evitar el mal. Pero lo cierto es que lo único que puede evitar el mal provocado por uno mismo es la voluntad y la consciencia; ¿dónde se encuentran estas dos vías en la práctica del autoflagelamiento? Encarar las cosas, no ocultarlas bajo capas que las complican aún más.


Y eso nos lleva a la segunda carta seleccionada: LA CONFESIÓN.

Existe otra forma, a mi juicio mucho más productiva, para encarar la culpa y es confesarla, bien a la persona qu
e creamos haber perjudicado, bien ante nosotros mismos, bien ante alguien imparcial en el asunto. Sólo ese reconocimiento puede traer paz.

Al confesar desarrollamos otra virtud a la que a veces se nos obliga pero que en esta ocasión
aceptamos de manera voluntaria: la humildad, que no la humillación.

Reconocer las propias faltas es un ejercicio de humildad, sin duda alguna; que nos las echen en cara puede ser una humillación, dependiendo de dónde venga la recriminación y de la intención subyacente para lanzarla, eso por descontado.

Confesar, reconocer en vez de gastar nuestra energía en mayores daños que a nadie, absolutamente nadie, benefician.