lunes, 17 de noviembre de 2014

77 - MOIRA

Las Moiras nos hablan del desarrollo de la vida, desde el inicio hasta la meta; nos hacen darnos cuenta de un elemento poderoso como es el destino. A veces uno cree conocerlo todo  y no se percata de que no es así, de que lo importante es completar el propio destino viendo paso a paso su desarrollo y contribuyendo a que nada lo obstaculice. A veces, en ese trayecto uno encuentra cosas que le hacen contemplarlo todo con luces de hermosos colores, pero otras, la oscuridad parece apoderse del escenario y la persona no consigue desentrañar el misterio de esa ausencia de luz. La Moira lo ha desentrañado, y ya no vive en el desengaño. Sabe que la vida es un continuo fluir, que como el hilo que teje, a veces se enrosca más y otras se muestra flexible y brillante. 

No, la Moira no se deja engañar ni por el excesivo entusiasmo, ni por el desánimo, porque comprende el valioso discurrir de la vida. A veces vuelve su mirada compasiva hacia aquellos que se desesperan por su situación pues sabe muy bien que esa desesperanza durará el tiempo necesario hasta que vuelva a surgir el sol. Sabe que la lucha no es ir contra corriente, sino que, como el agua que cae de la nieve de las montañas, se irá diluyendo y mostrando sus claras emociones en todo su esplendor.

La Moira es sabia y acepta el destino, pero no de una manera resignada sino con la confianza plena en el desarrollo adecuado de la Vida. Por eso continúa hilando sin desfallecer, sabiendo cuándo debe de aceptar y cuándo modificar. Y es que la Moira es sabia.


lunes, 10 de noviembre de 2014

64 - EL DESASTRE


A veces, las malas relaciones pueden ser el preludio para un sonoro desastre. Pero, ¿por qué han de darse malas relaciones? Si nos fijamos en esta carta podemos ver a una pareja que se mira con suspicacia, y hasta con miedo el uno al otro. Ambos están unidos por unas esposas, y una buena pregunta sería la que nos llevara a averiguar quién les puso esas esposas, ¿fueron ellos mismos, quizá, o se las impusieron desde fuera? El hombre no acaba de soltar la daga que lleva siempre dispuesta como medida disuasoria en caso de serle necesario; mientras que la mujer, aprieta el puño que tiene liberado, para contrarrestar el golpe si ello fuera preciso. Con tal viciado y mal ambiente, no es raro que esta carta nos hable de un posible desastre.

Si miramos el fondo de la imagen vemos tras la pareja un fuego del que surge un mostruo que es quien parece guiar los pensamientos de ambos, ya que sujeta sus mentes con sus grandes y huesudas garras. Así que un origen para este malestar que se nos anuncia a nivel de relación puede hallarse en ese fuego generado por un impulso, una pasión, o una obsesión mal dirigida y muy mal gestionada.

Darse cuenta de ese posible origen, puede hacer que la carta, a través de hacer visibles las dificultades, conduzca a la resolución de los problemas, porque si la relación de la pareja tiene buenos principios, independientemente de los fuegos instintivos de destrucción, así como a pesar de las cadenas a las que uno se siente sujeto por obligación, podría alcanzarse el éxito y conseguir la eliminación de ambos elementos nocivos y restrictivos que tanto daño pueden hacer al verdadero amor.

lunes, 3 de noviembre de 2014

66 - LA TRISTEZA


La tristeza nos acompaña, probablemente más de lo que quisiéramos, pero así son las cosas; de vez en cuando nos asalta y tenemos que aceptarla. Pero para aceptarla también es importante que aprendamos a reconocerla porque muchas veces los sentimientos se enmascaran unos por otros y nos llenan de confusión. ¡Cuántas veces en vez de mostrar y reconocer nuestra verdadera tristeza mostramos enfado, apatía o depresión! 

Reconocer el sentimiento que experimentamos es el primer paso; pero a éste le sigue otro igualmente necesario: ahondar en el origen de la tristeza. Porque a veces uno cree que está triste por algo, y la realidad es que ha equivocado el foco de su atención, y la tristeza procede de otro lado.

Esta carta nos suele hablar de la tristeza experimentada por la soledad. Pero ya sabemos que una cosa es estar solo y otra muy distinta sentirse solo. Analizar la diferencia puede traernos la solución para liberarnos de la tristeza. Porque a veces uno mismo provoca un estado de soledad innecesario, y necesita descubrirlo.

Cuando el sentimiento de tristeza y desolación viene ocasionado por alguna relación personal, amorosa o de amistad, tenemos que ahondar en dos hechos importantes. Uno es que la otra persona nos deje solos porque así lo decida (la otra persona o el destino); o bien porque uno mismo viva esa tristeza por su propia insatisfacción o por un exceso de exigencia al otro que podría calificarse como fuerte dependencia.

Así son las cosas. No pocas veces la tristeza la genera uno solo por no permitir la libertad del otro. Y en esos casos está claro en quien reside la responsabilidad de un estado anímico tan poco apetecible: en uno mismo.