lunes, 31 de marzo de 2014

60 - LA INQUISICIÓN



¡Qué tendencia tan grande que tenemos a juzgar a los demás! Juzgamos a las personas, situaciones, ideas; lo juzgamos todo. Incluso algunos se juzgan con excesiva dureza a sí mismos. 

Contempla el escenario que nos muestra esta carta. El tribunal, con atributos dvinos a su espalda; el público que observa y seguramente critica desde un morbo que le hace disfrutar de estas situaciones; el reo que implora perdón y asume con miedo la sentencia. 

¿Qué derecho tenemos a juzgar? Fíjate que los atributos divinos están a la espalda de los jueces; y así éstos no pueden mirar cara a cara la comprensión y magnanimidad de Dios quien siempre es juzgado por los hombres, y que por eso seguramente se nos muestra en el símbolo de la cruz.

Desgraciadamente confundimos la valoración de hechos con la crítica despiadada. Por supuesto que hay situaciones reprochables, pero, como ya dijo Jesús en su momento: "¡Quien esté libre de culpa que lance la primera piedra!"

Valorar no debe nunca ser confundido con el juicio despiadado. ¡Quién conoce las verdaderas motivaciones de aquel a quien consideramos culpable!

Observa y aprende, y luego, como siguió diciendo Jesús: "¿Nadie te ha condenado? Yo tampoco lo hago. Vete y no peques más."

lunes, 24 de marzo de 2014

¡Juntos!

Me gusta aprender y me gusta leer a autores que me enseñan a pensar por mí misma, y que aportan sabiduría al mundo. Uno de esos autores es Jorge Bucay, terapeuta de la Gestalt, que se hizo famoso por su forma de enseñar caminos de crecimiento a través de hermosos cuentos. 

Entre los muchos temas que aborda, en la colección de cuentos que tituló -como no podía ser de otra manera- Déjame que te cuente, escribe entre otras muchas cosas ideas sobre las relaciones del individuo consigo mismo, con la pareja y con el mundo. Y me gustaría señalar este texto tan revelador. Espero que os ayude como a mí me ha ayudado.




No camines delante de mí porque no podría seguirte.

No camines detrás de mí porque podría perderte.

No camines debajo de mí porque podría pisarte.

No camines encima de mí porque podría sentir que me pesas.

Camina a mi lado porque somos iguales.


lunes, 17 de marzo de 2014

59 - EL CASTIGO

¡Cuánto daño hace la necesidad de autocastigarse! Es como si el ser humano se considerase culpable de haber nacido y necesitara expiar semejante culpa aplicándose miles de castigos. Si bien es verdad que hacer sacrificios es necesario a lo largo de la vida, no así la autocomplacencia en el sufrimiento. Veámoslo con un ejemplo. Aquel que quiere alcanzar una cumbre, deberá disciplinarse para fortalecerse y conseguir un físico y una fuerza moral que le permita llegar a la cima; pero ése sería un sacrificio útil porque redundaría en una mejora tanto física como psicologíca. Sin embargo el autosacrificio compulsivo lo que pretende es una pérdida de salud física y que finalmente acabará por dañar también la propia psique.

Dañarse innecesariamente, ¿para qué? ¿Esa autocomplacencia en el castigo no podría estar encubriendo un alto grado de orgullo y vanidad? Asimismo, ¿no podría estar hablándonos de una autoestima inexistente? ¿Será más bien la necesidad compulsiva de obtener un perdón por una culpa tan grabada en el interior que sólo puede eliminarse a través del sufrimiento constante?

El valor no debería medirse por la cantidad de dolor que uno mismo puede autoinfligirse a través de rituales masoquistas o neuróticos; sino por la calidad de cómo uno afronta los retos que la Vida le va proponiendo sin que uno mismo deba atrituirse el papel de protagonista.

Cuidado con el autocastigo pues finalmente termina por pasar algún tipo de factura. ¿O acaso no resuenan en el oído mental de casi todos las voces de quienes reclaman justicia por castigos autoimpuestos con el consabido: "Con lo que yo he hecho por ti..!"? Lo que hagas, debes de hacerlo por amor, y no por compulsión. No lo olvides.


lunes, 10 de marzo de 2014

58 - LA VIDA COTIDIANA EN LA RELACIÓN


En los cuentos de princesas y príncipes, normalmente se nos dice que se casaron y vivieron felices... ¿y después? Nadie nos habla de la rutina diaria; esa rutina que desgraciadamente muchos viven sin valorarla y con un casi completo desagradecimiento. Casi uno está esperando que en su vida sucedan constantemente grandes acontecimientos, sin que nos percatemos de que sencillamente poder disfrutar de un hermoso amanecer (y encima tener la suerte de poder hacerlo en compañía) es un fantástico y maravilloso acontecimiento.

La vida cotidiana muchas veces se torna aburrida por una falta de amor o por un desenfoque en nuestra visión de la vida. Pero la vida cotidiana nos da la medida de quiénes somos y quiénes podemos ser. Pretendemos hacer grandes gestas cuando sin embargo no nos decidimos a lidiar con lo que la vida nos demanda a cada minuto. 

Perder la sal de la vida no es algo bueno ni enriquecedor. No se trata de conformarnos con lo que hay, sino de valorarlo, cuidarlo y así permitir que crezca de manera sana, en vez de menguar por una escasez de amor.

Si tu vida ordinaria necesita una chispa de alegría, es hora de que empieces tú mismo a crearla. Está en tu mano hacerlo; reúnes todos los elementos, sólo te falta enfocar adecuadamente el entorno en el que vives y lo que tú eres, y por supuesto darle el valor que se merece.

No busques grandes acciones como escape de la rutina, sino porque te gusten en si mismas o consideres necesario realizarlas. Pero comprende que tanto los momentos cumbre como el día a día forma parte de la existencia y por tanto de su valía.


lunes, 3 de marzo de 2014

Crueldad y Vidas Pasadas

Resulta sumamente curioso que al pensar en la posiblidad o incluso probabilidad de que hayamos vivido otra múltiples vidas en diversas épocas, da la impresión de que una gran parte de las personas que se cuestionan la reencarnación parecen interesadas en descubrir los posibles abusos sufridos en anteriores vidas, y sin embargo no se paran a pensar en la inquietante pero bastante probable posibilidad de que también cada uno de nosotros además de haber sido víctimas hayamos contribuido con actos crueles propios de verdugos.

Digamos que cada vez me parce más lógica la idea de que exista la reencarnación, pues creo muy difícil que un ser humano pueda aprender todo lo que debe de interiorizar en el escaso tiempo de una sola vida. Y sí, no creo que siempre hayamos sido buenos -suponiendo que lo seamos ahora-, sino que también me parece sumamente lógico que aflorara nuestra maldad. Al fin y al cabo vivimos dentro de esos dos polos opuestos: el bien y el mal; y la cuestión está en entresacar el bien, pero para ello, a veces damos múltiples rodeos.

Tener bien presente la posibilidad de nuestra anterior maldad, o más que maldad, la práctica de una ignorancia abrumadora que nos conduce a la maldad hasta que surge la sabiduría, me parece una enseñanza muy provechosa, pues despierta nuestra compasión por esa devastadora ignorancia.

Júlia García, desde su blog que recomiendo vivamente llamado "Unas Horas de Luz", nos hace reflexionar sobre muchos aspectos de esa vida interior y espiritual que tanta falta nos hace y que tanto parecemos desconocer. Y en su blog pude leer un texto que aborda esta cuestión desde una profundidad que merece la pena ser leído. Aunque Júlia me ha dado su permiso para reproducir el texto, prefiero dejar aquí el enlace y que seáis vosotros los que bucéeis en sus textos del que entresaco éste titulado "Despertar Espiritual". Si pincháis en el enlace que dejo a continuación podréis leerlo. Espero que os sirva de mucho provecho como me sirvió a mí.