miércoles, 26 de junio de 2013

Perdonar y ser perdonados


Sopló sobre ellos y les dijo:
- Recibid el Espíritu Santo. A quienes les perdonéis los pecados, Dios se los perdonará; y a quienes se los retengáis, Dios se los retendrá.
Jn 20, 22-23


El mundo será perdonado 
cuando perdonemos de corazón a los demás. 

No se trata de que Dios no nos perdone, 
es que nosotros mismos no estamos dispuestos a perdonarnos, 
ni a nosotros ni a nuestros hermanos.



miércoles, 12 de junio de 2013

40 - PREVENCIÓN (El Symbolon)


Esta carta parece que nos está diciendo de manera más que rotunda: "Ni lo intentes; esa espada no te pertenece". La carta suele ser un aviso de que estamos embarcándonos en una tarea que no nos corresponde. Ya conocemos la historia: la espada de Excalibur sólo podía ser arrancada de la piedra por su legítimo dueño, el futuro rey Arturo. No importaba la capacidad, la fuerza ni la pericia del guerrero; lo único necesario era ser la persona destinada para esa espada. Y así es, por muchos intentos que hagamos de mejorar situaciones, acceder a determinados triunfos, o cualquier meta que nos propongamos, si no está en nuestro destino no la alcanzaremos por mucho tesón y esfuerzo que pongamos. ¿Es esto un castigo? No, ni mucho menos; se trata sencillamente de la adjudicación de tareas a cada uno sin interferir en aquellas que no nos competen.

Aprender a discernir cuándo es el momento de poner nuestro esfuerzo en algo con la esperanza de alcancarlo, y cuándo desestimar ese esfuerzo por la convicción de que no está en nuestro camino su logro, es todo un arte que lleva toda la vida. Las cartas también pueden ayudarnos a valorar este estado de cosas, y aunque a veces puedan suponer un dolor momentáneo, a la larga evitarán males mucho mayores y de más larga duración.


miércoles, 5 de junio de 2013

39 - EL CRUZADO


¡Cuánto nos gusta tener algo por lo que luchar! Anhelamos imponer nuestras ideas, porque las creemos justas o porque necesitamos creerlo así; pero, con demasiada frecuencia, nos enzarzamos en batallas violentas e inútiles por los escasos resultados. Es verdad que a veces es necesario levantar la espada del razonamiento, pero vigilando siempre que la espada no haga daño y que el caballo de nuestros impulsos y movimientos no se nos desboque. 

Fíjate bien en la escena; al fondo la ciudad está ardiendo. ¿Saldrá alguien con vida? Y eso es lo primero que uno debe de preguntarse: ¿nuestro impulso batallador ocasionará un mal mayor al que ya había? Porque entonces, a lo mejor, habría que cuestionarse nuestro ímpetu guerrero.

Pero observa más detenidamente la imagen. Bajo los cascos del caballo aparece una flor. ¿Será pisoteada por un animal furioso o terminará por respetarla y dejarla que crezca en libertad?

A veces esta carta, dependiendo de la posición que ocupe, puede estar indicándonos que es hora de que defendamos aquello que merece la pena defender, pero siempre teniendo en cuenta los posibles daños colaterales, valorándolos y poniendo freno a impulsos desbocados. Podemos razonar pero no imponer, pues la libertad es un don divino al que nadie puede renunciar.