lunes, 31 de marzo de 2008

Las Cartas y yo

Me gustaría empezar este apartado sobre Tarot, contando cómo me acerqué a las Cartas (o cómo las Cartas se acercaron a mí).

Hace años decidí ir a ver una película al cine. Había quedado con una amiga, pero me llamó diciendo que no podía venir. Yo deseaba tanto ver aquella película en particular que opté por no esperar y verla aquel mismo día. La película en cuestión era
"Chocolat". Es curioso pero, después de verla, me quedó el recuerdo de una escena con Cartas de Tarot que nunca más volví a ver. ¿Sorprendente, verdad? Bien pudiera ser que mis recuerdos me jueguen una mala pasada, bien pudiera suceder también que la versión en DVD de la película fuera diferente; en fin, no lo sé. El caso es que salí fascinada de lo que había contemplado en la pantalla, y entré en un centro comercial. Lo que encontré, lo primero que ví sobre una estantería fue un libro de Tarot que parecía llamarme. Sin dudarlo, lo compré.

Después vino el buscar a alguien que me enseñara los primeros pasos. Compré una barajita muy pequeña y me puse a la tarea. Contra la opinión de casi todos los que me rodeaban con conocimientos de Tarot, me imbuí de las diferentes versiones de un gran número de Tarotistas. Los demás me decían que no tenía que llenarme de conocimientos sino de experiencias; pero yo opinaba que, al menos en mi caso, necesitaba unas ideas externas para tener algo concreto en lo que basarme y, a partir de ahí, experimentar y aplicar yo misma mi propio sistema (y es que el conocimiento no tiene por qué estar reñido necesariamente con la intuición, creo yo).

Mi relación con las Cartas ha ido desarrollándose poco a poco. Me fui dando cuenta de lo que significaban para mí en cada lectura. Me aportaron alegrías y decepciones, pues las Cartas empezaron a decirme también lo que podía mejorarse en mí, y no podemos negar que cuando nos recriminan no nos sentimos especialmente contentos. Pero cuando fui aceptando que lo que me decían era para mi bien y mi mejora personal, las cosas empezaron a mejorar notablemente.

Ésa es una de mis bases a la hora de utilizar los diversos mazos de cartas con los que me he ido surtiendo: ayudarme a ser mejor persona.

He llegado a la conclusión de que las Cartas son un medio de comunicación. Son un medio, no un fin. Se trata de una herramienta al igual que el idioma. Cada mazo es un idioma distinto con su propio diccionario. Lo importante es determinar con quién estamos hablando a través de este sistema de comunicación. Unos dicen que con Seres Superiores, otros dicen que con el Yo Interno. Yo tengo mi propia teoría, pero lo importante es que, si son utilizadas con buenas intenciones, resultan una excelente ayuda para quien desea mejorar.


domingo, 30 de marzo de 2008

Fiesta de la Divina Misericordia

Hoy, 30 de Marzo, es la Fiesta de la Divina Misericordia. Me parece que el mundo está especialmente necesitado de misericordia. Personalmente, me siento demasiado cargada de responsabilidad; a veces, la esperanza huye de nosotros porque sólo nos enfrentamos a los grandes problemas desde un punto de vista catastrofista, negativo, y lleno de culpa. No niego que exista la culpa; por supuesto que no lo niego, pero al igual que un niño que responde mejor a las palabras amables que a las llenas de censura, pido más amor y tolerancia; en definitiva, compasión.

Me gusta leer textos de los Evangelios, y hoy uno de los que leí fue éste:

"Otra parábola les dijo: Es semejante el reino de los cielos al fermento que una mujer toma y lo pone en tres medidas de harina hasta que todo fermenta" (Mt, 13, 33)

Como veis, me gusta subrayar el hecho de que todas las medidas tienen que fermentar y así lo harán. Y en eso pongo la confianza en Jesús; en eso pongo la confianza en Dios, en que todos, absolutamente todos lo lograremos. No puedo imaginar un cielo en el que falte tan sólo uno de nosotros. Ni puedo, ni quiero.

Misericordia, bondad, compasión.... ¡cuántas palabras hermosas sobre las que apoyarnos! Yo creo que el hombre necesita esperanza; necesita palabras de amor; necesita volver a entender que Dios confía en todos nosotros y que por eso nos creó y nos mantiene.

Amor, Bondad. Pido a Dios esa fuente de vida que es la Misericordia. Pido no perder la esperanza de saber que, por muchas batallas que podamos perder, la guerra está ya ganada desde la llegada de Jesucristo. Ésa es la esperanza. Lo pido humildemente a Jesús, en quien yo creo.

viernes, 28 de marzo de 2008

Mi primer post


Hola y bienvenidos a todos los que se paseen por este blog, ya sea fruto de la casualidad o bien por una búsqueda consciente, o -¡quién sabe!- a través de una invitación personal...

Ante todo querría explicar que mi idea al escribir este blog es compartir experiencias así como reflexionar sobre ideas y planteamientos que nos conducen al "autoconocimiento", piedra básica, a mi entender, para la mejora personal.

Desde siempre me he interesado por el mundo espiritual, pero no como un mundo separado del material, sino en perfecta comunión con éste.

El Ángel que he puesto en esta primera entrada (perdón, creo poder rectificar y decir: "el Ángel que se ha puesto en esta primera entrada") es el que ayuda al Crecimiento Espiritual, y la frase que nos trae es: "El modo en que me vuelvo espiritual es simplemente volviéndome yo mismo". Así, el mundo espiritual no puede alejarse de la verdad, y parte de la verdad es lo corporal, lo material, lo pragmático.

Me gustaría compartir cosas que ayuden a encontrarse a uno mismo para alcanzar la realidad de la propia esencia y poder desarrollar los mejores aspectos de cada ser. Creo que sólo enfrentándose al autoconocimiento puede uno estar capacitado para alcanzar con éxito la meta del desarrollo, no sólo personal sino colectivo, porque aquello que hagamos por nosotros repercutirá, sin duda, en todo el universo.

Bienvenidos, y gracias por estar aquí. Un abrazo desde lo profundo de mi corazón,


Hada Saltarina

* Ah, y para los que estéis interesados, y como prueba de agradecimiento a quien ha realizado la imagen y el texto que acompaña esta entrada, os diré que es una carta de El Oráculo de los Ángeles
, de Ambika Wauters y con ilustraciones de Warren Maddill (Ed. EDAF, S.A., Madrid).