martes, 24 de diciembre de 2013

Navidad


Jesús ha nacido, del cielo bajó
la estrella que brilla más fuerte que el sol.
Señor, Niño Dios, déjame por favor,
tenerte en mis brazos sedientos de amor.

La aurora ilumina mi noche de amor,
la calma penetra mi angustia y temor.
Señor, Niño Dios, nace en mi corazón,
alumbra mi vida con tu Redención.

María me enseña su dulce canción,
que alegra al Niñito que viene de Dios.
Sus ojos me lanzan destellos de sol,
Su risa me invade con Su tierno Amor.


lunes, 16 de diciembre de 2013

54 - EL MAESTRO Y EL DISCÍPULO

No sé, pero a mí personalmente esta carta me parece muy hermosa por lo mucho que enseña. Vemos al maestro mirando de forma bondadosa a su discípulo. Seguramente, en sus recuerdos está la imagen del maestro cuando no era más que un discípulo obediente. Y esos recuerdos le llevarán sin duda a entender que uno nunca deja de ser discípulo, por muchos años que lleve ya de aprendizaje. Y lo que es más, seguramente su mirada bondadosa deje traslucir una enseñanza incluso mayor: que el discípulo a su vez, con su comportamiento, está actuando de maestro para aquellos con los que vive, incluido su preceptor.

El joven pupilo realiza las labores que se le enseñan con gran diligencia. Y todo ello porque confía en que las tareas que le han sido encomendadas tienen una razón de ser. El muchacho no discute, sino que realiza las labores que se le han adjudicado. Lo cual no quiere decir que no piense sobre la conveniencia o no de hacerlas, pero no por ello deja de realizar el trabajo asignado. Su confianza en la sabiduría de quien le enseña le mueve a aceptar el camino del aprendizaje de manera lenta y concentrada al mismo tiempo.

Un discípulo dócil no es necesariamente alguien manipulable, sino alguien que ya tiene una gran dosis de sabiduría al ser consciente de que dada su corta experiencia aún no está en condiciones de contradecir a quien más saber ha acumulado ya. Y es esa predisposición lo que le conduce a la sabiduría y a la futura maestría.

Nuestro maestro de la carta sabe que el premio más grande para alguien dedicado a la enseñanza es que el discípulo llegue a superarlo a él. Y por eso lo mira con ternura y bondad, esperando que llegue el momento de ser superado por su atento alumno.

La maestría requiere un camino que lleva tiempo. Respetarlo es muy importante, y no hacer dejación del papel que nos corresponde en cada momento lo es igualmente. Maestro y discípulo son las dos caras de una misma moneda que de vez en cuando se intercambian a lo largo de la vida.

jueves, 5 de diciembre de 2013

53 - EL FLAUTISTA

¿Recuerdas el cuento de El Flautista de Hamelin? Pues aquí tienes la carta que nos lo trae nuevamente para darnos una lección. El Flautista nos habla de un engaño. Bueno, el cuento realmente nos habla de varios engaños. Las autoridades de la ciudad solicitan el auxilio del Flautista pues parece conocer el secreto para devolverles a sus niños perdidos. ¿Y cómo atrae de vuelta a los niños? Con el engaño de su música. Pero, una mentira nos lleva a otra, y ahora son las autoridades las que demuestran haber engañado a nuestro protagonista y deciden no pagarle lo estipulado por la realización de su trabajo. Así, el flautista hace otra vez lo que mejor sabe, toca una hermosa melodía para volver a llevarse a los niños. Si no hay pago por el trabajo, tampoco está dispuesto a ofrecer los beneficios del mismo.

Lo curioso de esta carta es que normalmente nos habla de un engaño que a la larga va a servir para algo bueno: para despertar. ¿Cuántas veces nos ha salvado  un pequeño engaño? Piénsalo. Ahí están esas invitaciones a tímidos con el consabido: "Tranquilo, seremos sólo tres cenando". Y al final resulta que era una reunión en una discoteca con cientos de seres diversos. Pero gracias a ese pequeño engaño, conocemos a la persona que de otra manera nunca hubiéramos conocido. Digamos que esta carta es una especie de "zanahoria ante la nariz" para que uno la persiga y llegue a donde debe de llegar.

A veces la seducción nos puede llevar por muy malos caminos, y esta carta nos advierte de ello; pero también nos dice que, aunque ya hemos descubierto el posible engaño manipulador, si no sucumbimos a él sino que lo miramos como una motivación más que una seducción, bien pudiera ser que aprendiérmos algo, por ejemplo, que somos más fuertes de lo que nos creíamos.