miércoles, 27 de marzo de 2013

Encontrar al resucitado





Los discípulos regresaron a casa. María, en cambio, se quedó allí, junto al sepulcro, llorando. Sin dejar de llorar, volvió a asomarse al sepulcro. Entonces vio dos ángeles, vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.
Los ángeles le preguntaron:

- Mujer,  ¿por qué lloras?

Ella contestó:

- Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.

Dicho esto, se volvió hacia atrás y entonces vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó:

- Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién estás buscando?

Ella, creyendo que era el jardinero, le contestó:

 - Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo iré a recogerlo.

Entonces, Jesús la llamó por su nombre:

- ¡María!

Ella se acercó a Él y exclamó en arameo:

- ¡Rabboni!

(que quiere decir Maestro)

Jesús le dijo:

- No me retengas más, porque todavía no he subido a mi Padre; anda, vete y dile a mis hermanos que voy a mi Padre que es vuestro Padre; a mi Dios, que es vuestro Dios.

María Magdalena se fue corriendo adonde estaban los discípulos y les anunció:

- ¡He visto al Señor!.

Y les contó lo que Jesús le había dicho.


Jn 20, 10-22


Hoy por fin lo entendí.  Antes de encontrarnos con el Resucitado, nos sentimos solos y entonces comenzamos a llorar. No entendemos las voces de quienes nos animan, de quienes quieren saber la causa de nuestra tristeza, de quienes probablemente tienen ya una respuesta pero que no nos vale de todo porque la respuesta ha de ser totalmente personal. Y es entonces, en el llanto desconsolado, cuando Él nos tiende su mano, pero no para que lo poseamos, sino para que, impregnados de su aliento de vida, lo llevemos a otros que también lloran  y que, en algún momento, tendrán su propio encuentro personal con el Resucitado.


martes, 19 de marzo de 2013

Día del Padre


¡Te quiero!

¡Gracias por tu constante protección y 
por todo lo que me enseñaste y me enseñas!

¡Feliz Día del Padre!



domingo, 17 de marzo de 2013

34 - EROS

La pareja una vez más en las Cartas de El Symbolon. La imagen no puede ser más romántica. Un hombre y una mujer cogidos de las manos y mirándose fijamente a los ojos del alma; porque miran intensamente no sólo lo que visualmente tienen delante, sino que se adentran muchísimo más. 

La pareja se muestra desnuda en un entorno idílico, rodeados de flores que dan belleza y aroma a la relación, unos cojines para poder reposar alegremente los dos, e incluso una bebida y comida junto a éstos para alimentar su cuerpo y su espíritu repleto de belleza. Al fondo vemos dos aves volando juntas, y un Cupido que ya disparó la flecha y que sencillamente se deleita.

El amor busca la compenetración; una compenetración que sabe mirar lo igual pero también lo diferente. Aunque ambos personajes formen una pareja, lo cierto es que cada uno aporta su singularidad a la unión de ambos. Entender la diferencia y respetarla es un buen punto de inicio en cualquier relación, y mucho más en la amorosa. No se trata de vivir con nuestro espejo, sino  con alguien a quien sabemos ver y comprender, y que a su vez, nos mira, cuida y comprende a nosotros. No se trata, pues, de una relación narcisista, sino de una verdadera unión que busca el engrandecimiento por la suma de dos.

Se muestran el uno al otro desnudos porque no tienen nada que esconder, ni necesitan escudos que les defiendan; además, desean deleitarse con la total belleza de su cuerpo; un cuerpo que aceptan en su totalidad y al que desean dar amor a través del placer. Sí; el erotismo no está alejado de esta carta, sino más bien al contrario, pues nos lo señala como un punto que no debe descuidarse en una pareja; un erotismo que va mucho más allá del mero deseo sexual, ya que mira profundamente hacia el interior sagrado de nuestra pareja con la que uno desea compartirlo todo, respetando las diferencias y amando de manera completa.

Un amor placentero es una gran bendición que nunca debemos desvirtuar, ni dejar de agradecer. El amor nos hace entender al otro y entendernos; el amor nos hace generosos y nos vivifica. El amor lo es todo. Porque, ¡de qué estamos hechos sino de Amor!
 

lunes, 11 de marzo de 2013

No al exceso de rigidez

 

Verso LVII del Tao Te Ching

Si quieres ser un gran líder,
tienes que aprender a seguir el Tao.
Deja de intentar crontrolar.
Abandona los planes y conceptos rígidos
y el mundo se gobernará a sí mismo.
¿Por qué sé que esto es así?
Porque en este mundo,
cuantas más restricciones y prohibiciones existen,
tanto más se empobrece el pueblo;
cuanto más avanzadas son las armas de una nación,
más tenebrosa es ésta;
cuanto más ingenioso y astuto es una plan,
más extraño es su resultado;
cuantas más leyes se promulgan,
mayor es el número de ladrones.
Por eso el sabio dice:
no hago nada y la gente se transforma.
Disfruto de la paz y la gente se vuelve honesta.
No hago nada y la gente se enriquece.
Si no trato de imponerme a las personas,
éstas llegan a ser ellas mismas.


lunes, 4 de marzo de 2013

33 - EL RETRAIMIENTO


A veces, la mejor forma de actuación en la vida es precisamente el no hacer. ¡Qué trabajo nos cuesta mantenernos quietos! Pensamos que generando actividad apartamos todos los peligros de nuestro entorno; pero lo cierto es que en muchas ocasiones es ese exceso de actividad lo que provoca tensiones y dificultades; y entonces, sólo hay una forma de allanar el camino: permacer en silencio, quieto y tranquilo.

Para hacer algo, en primer lugar hay que saber qué es lo que hay que hacer; y en medio de la tormenta, parece difícil que se nos ocurran ideas pues apenas queda espacio para ellas si nos empeñamos en gastar nuestra energía en la realización de múltiples actividades.

El silencio, la quietud, la reflexión, nos pueden dar la respuesta adecuada si damos el tiempo necesario para alcanzar la serenidad. No se trata de hacer a tontas y a locas, se trata de realizar una actividad efectiva que comienza por la reflexión. Y bien pudiera ocurrir que esa reflexión nos lleve al convencimiento de que ante una determinada tarea no hay nada que hacer; entonces, adquirir serenidad ante acontecimientos que nos exceden es prioritario para nuestra salud, y a la larga la del entorno, ya que todos, con nuestra quietud y nuestra actividad -¡no lo dudes!-, influimos en el entorno.