La pareja una vez más en las Cartas de El Symbolon. La imagen no puede ser más romántica. Un hombre y una mujer cogidos de las manos y mirándose fijamente a los ojos del alma; porque miran intensamente no sólo lo que visualmente tienen delante, sino que se adentran muchísimo más.
La pareja se muestra desnuda en un entorno idílico, rodeados de flores que dan belleza y aroma a la relación, unos cojines para poder reposar alegremente los dos, e incluso una bebida y comida junto a éstos para alimentar su cuerpo y su espíritu repleto de belleza. Al fondo vemos dos aves volando juntas, y un Cupido que ya disparó la flecha y que sencillamente se deleita.
El amor busca la compenetración; una compenetración que sabe mirar lo igual pero también lo diferente. Aunque ambos personajes formen una pareja, lo cierto es que cada uno aporta su singularidad a la unión de ambos. Entender la diferencia y respetarla es un buen punto de inicio en cualquier relación, y mucho más en la amorosa. No se trata de vivir con nuestro espejo, sino con alguien a quien sabemos ver y comprender, y que a su vez, nos mira, cuida y comprende a nosotros. No se trata, pues, de una relación narcisista, sino de una verdadera unión que busca el engrandecimiento por la suma de dos.
Se muestran el uno al otro desnudos porque no tienen nada que esconder, ni necesitan escudos que les defiendan; además, desean deleitarse con la total belleza de su cuerpo; un cuerpo que aceptan en su totalidad y al que desean dar amor a través del placer. Sí; el erotismo no está alejado de esta carta, sino más bien al contrario, pues nos lo señala como un punto que no debe descuidarse en una pareja; un erotismo que va mucho más allá del mero deseo sexual, ya que mira profundamente hacia el interior sagrado de nuestra pareja con la que uno desea compartirlo todo, respetando las diferencias y amando de manera completa.
Un amor placentero es una gran bendición que nunca debemos desvirtuar, ni dejar de agradecer. El amor nos hace entender al otro y entendernos; el amor nos hace generosos y nos vivifica. El amor lo es todo. Porque, ¡de qué estamos hechos sino de Amor!