sábado, 29 de noviembre de 2008

¿Quién fuiste en una vida anterior?


Cuando uno piensa en la posibilidad de la reencarnación, normalmente se hace preguntas sobre quién ha podido ser en otra vida: ¿una persona con poder?, ¿alguien tratado injustamente?


¿Quienes hemos sido en otras vidas?

Algo que creo sucede con demasiada frecuencia es que uno suele suponer que, o bien ha sido alguien "importantísimo" (a los ojos del mundo, claro, porque importantes o lo somos todos o no lo somos ninguno), o bien ha sufrido graves injusticias perpetradas, curiosamente, por otros.

Es decir, uno suele creer que fue el Emperad
or o la Emperatriz de un gran imperio, o que fue quemado en la hoguera por sus ideas heréricas que lo situaban fuera de una determinada sociedad. Sin embargo, son poquísimos los que piensan que podrían haber sido los verdugos de aquellas víctimas, ¿o no? También es verdad que algunos se plantean esto último en demasía, lo cual es igual de exagerado.

Brian Weiss, en una entrevista que vi por YouTube, contaba algo que me hizo mucha gracia. Decía que uno de sus clientes estaba convencido de que había sido Napoleón. Curiosamente, cuando le ayudó a hacer una regresión, lo que se vió es que se trataba de un soldado raso que había luchado a las órdenes de Napoleón. De ese dato, por supuesto, Weiss pudo extraer muchas conclusiones, y es de desear que el protagonista de esta historia también haya sido capaz de hacerlo.

Llega un momento que ves tantos Napoleón, Miguel Ángel, María Magdalena y demás por el mundo, que te cuestionas ¡cómo es posible! Mi experiencia con las regresiones no va por ahí. Me explico.

Normalmente, lo que uno percibe es una sensación y un resumen de lo que vino a aprender con esa vida. Por ejemplo, podría suceder que se tuviera la sensación de haber sido alguien con poder, pero no necesariamente determinar el cargo político o el nombre. Podría suceder, también, que quien experimenta una regresión se identifique con determinados papeles que resultan de alguna manera arquetípicos para la persona, y se sintiera en consonancia con lo que representa Napoleón
, Miguel Ángel o María Magdalena, pero sin que ellos mismos lo hubieran sido necesariamente. Como siempre y como en todo, la prudencia y un cierto distanciamiento ofrecen una objetividad necesaria.

En cualquier caso, considero nocivo creerse a pie juntillas un determinado papel, pues eso creo que sitúa a la persona en la experiencia del ego más que en su trascendencia. Y cuando uno hace una regresión, la idea es que pretende extraer conclusiones que le permiten trascender y no sencillamente revivir hechos ya sucedidos (ya los vivió, no hace falta que los repita).

La regresión puede ayudar muchísimo cuando se contempla de este modo. Así uno puede considerar múltiples puntos de vista que le sirven de ayuda en su actual situación, pero que no lo encadenan a una repetición ab
surda y sin objeto alguno.

Si uno no lo hace con esta intención, puede que su ego se infle en demasía, o bien su espíritu fatalista de eterna víctima se amplifique, o bien puede generar personalidades inflexibles que consideran tienen todos los datos sobre un tema y no permiten ninguna opinión en contra (si uno fue Napoleón, ¡qué le vas a
decir tú que él no sepa de cómo disponía sus ejércitos!). Pero es que resulta que nuestras vidas son limitadas e, incluso habiendo sido Napoleón, seguro que se te escapaban infinidad de detalles, ¿o no?