¡Qué difíciles parecen a veces las cargas que tenemos que soportar! Pero así es; por mucho que nos empeñemos, hay circunstancias poco apetecibles que, a pesar de nuestras quejas, hemos de aprender a sobrellevar. De nada sirve quejarse; sencillamente hay que asumirlas y avanzar sin detenerse por causa del peso de las mismas.
El personaje de esta carta fija su mirada en el suelo mientras acarrea la pesada piedra que lleva sobre su espalda. Bueno, en principio no está mal que mida sus pasos y observe atentamente si existen otras dificultades en el camino que puedan entorpecer el llevar a término la empresa que le ha sido confiada. Pero, una cosa es mirar atentamente para estar precavido ante posibles contingencias, y otra es tener puestos los ojos solamente en los cardos del camino, sin decidirse uno a levantar la vista y contemplar el sol luminoso que tenemos en lo alto augurando nuestro próximo éxito.
Las cargas bien asumidas aumentan nuestra resistencia ante las dificultades y nos hacen fuertes en un doble aspecto: el físico y el psicológico. Nuestro ánimo bien dispuesto en vez de nuestra queja constante pueden determinar el éxito de nuestra empresa y la adquisición de una característica tan importante como la entereza.