Una vez más El Symbolon nos habla de la búsqueda erronea de la seguridad y de cómo esta búsqueda nos puede llevar a una trampa que nos quite libertad.
Si en la carta anterior se nos recordaba la importancia que le damos a lo material para alcanzar una pretendida seguridad, ésta hace más alusión al campo emocional y la forma equivocada de conseguir satistfacción en este terreno practicando la compra-venta y, por tanto, la aniquilación de la libertad.
Si en la carta anterior se nos recordaba la importancia que le damos a lo material para alcanzar una pretendida seguridad, ésta hace más alusión al campo emocional y la forma equivocada de conseguir satistfacción en este terreno practicando la compra-venta y, por tanto, la aniquilación de la libertad.
Tenemos tanto miedo de no ser queridos por quienes somos que utilizamos multitud de recursos para obligar al otro a que nos quiera a toda costa. Pero las cosas no funcionan así, de ninguna manera. Hay que comprenderlo para crecer verdaderamente en el amor.
El amor no se puede comprar ni poseer. El amor ES.
En la película "Una proposición indecente" se explicaba muy bien el contenido de esta carta. Y se hablaba del amor poniendo como ejemplo a un pájaro en su jaula. Había que dejar la jaula abierta, y si el pájaro se escapaba, esperar su vuelta; si regresaba, el pájaro era verdaderamente tuyo, pero si no volvía... es que nuna lo había sido.
La jaula está siempre abierta, aunque muchas veces el miedo haga que uno no vea el candado abierto; pero traspasar su puerta exige mucho valor por parte de quien está dentro de ella y de quien lo ha puesto ahí pues ambos tienen que dejar paso al amor y abandonar su idea de posesión.
En la película "Una proposición indecente" se explicaba muy bien el contenido de esta carta. Y se hablaba del amor poniendo como ejemplo a un pájaro en su jaula. Había que dejar la jaula abierta, y si el pájaro se escapaba, esperar su vuelta; si regresaba, el pájaro era verdaderamente tuyo, pero si no volvía... es que nuna lo había sido.
La jaula está siempre abierta, aunque muchas veces el miedo haga que uno no vea el candado abierto; pero traspasar su puerta exige mucho valor por parte de quien está dentro de ella y de quien lo ha puesto ahí pues ambos tienen que dejar paso al amor y abandonar su idea de posesión.