Ha llegado nuevamente el momento de meditar. Es bueno hacerlo
diáriamente; sólo diez minutos son suficientes para hallar la respuesta.
A veces no hay pregunta, pero aún así habrá respuesta: la necesaria.
Y en la meditación surge la Voz que dice:
Y en la meditación surge la Voz que dice:
Imagina un cristal sucio. A veces es tan difícil limpiarlo que, por más esfuerzos que se hagan, sólo se consigue emborronarlo más y más. Por eso, la solución puede estar en romper el cristal, para que el alma que ve a traves de él pueda contemplar la realidad en vez de su propia ofuscación. A eso lo llamáis desastres, pero no lo son, sino medios de lliberación y conocimiento.
El cristal es la mente embotada del cuerpo. Y quien mira a través del cristal es el alma.