Hoy presentamos lo que podríamos llamar la cara y cruz de la cartas del Tarot: la alegría y la tristeza. ¿Y de dónde parten las dos? No podía ser más que de nuestra esencia: el AMOR.
Vamos a empezar con el aspecto dramático y así nos quedamos con un buen sabor de boca para el final. ¿De acuerdo?
Comenzamos entonces con la carta del Tres de Nubes del Tarot Zen de Osho, que recibe el nombre de AISLAMIENTO.
La imagen no puede ser más elocuente. La tristeza ha irrumpido en alguien, pero ¿por qué? Fíjate de dónde surge ese rostro que llora: ¡el hielo! Pudiera ser, entonces, que esa tristeza surgiera de haber enfriado tanto los sentimientos que uno se ha hecho a sí mismo un témpano de hielo. También, por supuesto, podría suceder que se encuentre en un entorno donde sean los demás los que hayan provocado un distanciamiento. Pero sea cual sea el origen, sólo cabe una solución: llorar hasta derretir el hielo.
Son muchas las personas que se niegan a hacer frente a lo que en realidad sienten, pues temen que al reconocerlo sus heridas se hagan más profundas. Pero nada más lejos de la verdad. El llorar desahoga. No hablo de permanecer en el llanto, hablo de dejar fluir lo que el corazón indica. No se trata tampoco de permanecer en la tristeza y en la conmiseración, se trata de expresarla hacia uno mismo en el momento en que aparezca para reconocerla, aceptarla y... ¡¡¡liberarse de ella!!!
Se dice que "llorar no es de hombres". En mi opinión, lo que no es de "hombres" es alejarse de las propias emociones. El amor duele pero también enriquece, no lo olvides; cuando sales de tu ego y te adentras en la unidad de tu ser con el universo, el amor resplandece.
El Tres de Espadas en el Rider Waite, incide en lo mismo. Un corazón traspasado, ¿te suena de algo? Algo repentino y no demasiado agradable ha podido suceder y uno tiene que encararlo. ¿Cómo lo hará? ¿Endurecerá su corazón para no sentir el frío acero de las espadas o permitirá que la sangre afluya hasta que llegue la curación? Ser consciente de lo que sucede y plantarle cara; permitirse el lujo de llorar para liberar y sanar, y así... ¡seguir avanzando!
Con el Tres de Agua las cosas se tornan mucho más agradables. La Carta se llama CELEBRACIÓN. Y es que, una vez superadas las dificultades, lo que procede es alegrarse y celebrarlo. La carta nos habla de celebrar la vida; celebrarla de tal manera que uno ni siquiera se permita diferir la fiesta por una lluvia torrencial. Cuando se está feliz, los elementos se trascienden, y la lluvia que podría estorbar cualquier plan, se convierte ahora en otra fuente de juego y gozo.
El Tres de Espadas en el Rider Waite, incide en lo mismo. Un corazón traspasado, ¿te suena de algo? Algo repentino y no demasiado agradable ha podido suceder y uno tiene que encararlo. ¿Cómo lo hará? ¿Endurecerá su corazón para no sentir el frío acero de las espadas o permitirá que la sangre afluya hasta que llegue la curación? Ser consciente de lo que sucede y plantarle cara; permitirse el lujo de llorar para liberar y sanar, y así... ¡seguir avanzando!
Con el Tres de Agua las cosas se tornan mucho más agradables. La Carta se llama CELEBRACIÓN. Y es que, una vez superadas las dificultades, lo que procede es alegrarse y celebrarlo. La carta nos habla de celebrar la vida; celebrarla de tal manera que uno ni siquiera se permita diferir la fiesta por una lluvia torrencial. Cuando se está feliz, los elementos se trascienden, y la lluvia que podría estorbar cualquier plan, se convierte ahora en otra fuente de juego y gozo.
Alza las copas con alegría, como propone el Tres de Copas de la baraja Rider Waite. Y si te es posible, no celebres para ti solo, sino compártelo con todos. El éxito y la alegría es mucho mayor en grata compañía, ¿verdad?
Me pregunto si el mensaje de todas estas cartas a la hora de meditar no podría ser el siguiente:
Vivir la vida supone saber apreciar cada momento. Así, cuando toca llorar, debe hacerse en vez de esconder las lágrimas. Pero, cuando toca celebrar, ríe y comparte totalmente.
Vivir la vida supone saber apreciar cada momento. Así, cuando toca llorar, debe hacerse en vez de esconder las lágrimas. Pero, cuando toca celebrar, ríe y comparte totalmente.
¡¡¡CELEBRA LA VIDA Y AGRADECE!!!