Tras este tiempo de descanso estival, reinicio este blog con un tema que me permite desarrollar mi punto de vista sobre el Tarot y la importancia de su uso como vía de desarrollo más que como método de adivinación pasiva.
En muchos libros que tratan sobre el Tarot se nos habla de los Arcanos Mayores como un camino que el alma va recorriendo para su desarrollo; un camino que se considera el camino del héroe. ¿Por qué verlo como un camino de héroes en lugar de como el camino que debemos seguir el común de los seres vivos? En la respuesta se halla algo muy profundo que me gustaría abordar.
Venimos a la vida con un gran número de incógnitas que nos gustaría resolver. Así nos preguntamos sobre el sentido de la vida y por supuesto el de la nuestra en particular: ¿estamos aquí para algo en concreto?, ¿qué debemos hacer?, ¿para qué estamos aquí?, ¿por qué nos ocurren las cosas que nos ocurren?; y así podríamos seguir con muchas preguntas del mismo estilo.
En nuestra forma de afrontar nuestro desarrollo pueden darse dos tendencias básicas: la del héroe y la de la víctima. Desgraciadamente, pasamos una gran parte de nuestro tiempo reconociéndonos más en la vía del victimismo que en la heroica. Solemos considerarnos sujetos pasivos de una serie de circunstancias contra las que creemos no poder hacer nada y decidimos soportarlas de la mejor manera posible. Sin embargo, existen momentos en los que despertamos de esa tendencia y decidimos emplearnos a fondo para conocer verdaderamente y en profundidad nuestras circunstancias para encararlas de una manera activa y, sobre todo, de una manera decidida, en la que nuestra voluntad es fundamental.
¿Quiere esto decir que el hecho de desear algo y lanzarse a la lucha por conseguirlo nos augura el éxito seguro? No necesariamente, pero si nos asegura que emprendemos el camino del héroe; es decir, el camino de quien en un contexto determinado es capaz de estudiarlo, valorarlo, y decidir vías creativas de acción, en lugar de sencillamente sentarse a lamerse las heridas.
¡Eso para mí es el Tarot! Una ayuda para la acción, una ayuda para la comprensión y para poner en movimiento los resortes que, pasito a paso, bien pudieran llevarnos al éxito.
La vía del Tarot es una vía para héroes, para personas que se responsabilizan de su vida, en lugar de ceder esa responsabilidad al destino, a la fatalidad, a los demás, a cualquiera excepto a ellos mismos. El camino del Tarot es un sendero para aquellos que quieren crecer y que por eso mismo se empeñan en hacerlo. No quiere esto decir que sea el camino de los soberbios que no admiten voluntades más altas que las propias; no es eso lo que estoy diciendo. Lo que expongo es que se trata de un sendero que, partiendo de la humildad del puesto que uno ocupa en el universo, se dispone a ejercer su tarea de la mejor forma que pueda ir entendiendo, porque la estudia y porque la pone en acción en lugar de esconderse; y porque, una vez hechos sus propios movimientos, confía en que éstos sean bendecidos por su Hacedor.
En muchos libros que tratan sobre el Tarot se nos habla de los Arcanos Mayores como un camino que el alma va recorriendo para su desarrollo; un camino que se considera el camino del héroe. ¿Por qué verlo como un camino de héroes en lugar de como el camino que debemos seguir el común de los seres vivos? En la respuesta se halla algo muy profundo que me gustaría abordar.
Venimos a la vida con un gran número de incógnitas que nos gustaría resolver. Así nos preguntamos sobre el sentido de la vida y por supuesto el de la nuestra en particular: ¿estamos aquí para algo en concreto?, ¿qué debemos hacer?, ¿para qué estamos aquí?, ¿por qué nos ocurren las cosas que nos ocurren?; y así podríamos seguir con muchas preguntas del mismo estilo.
En nuestra forma de afrontar nuestro desarrollo pueden darse dos tendencias básicas: la del héroe y la de la víctima. Desgraciadamente, pasamos una gran parte de nuestro tiempo reconociéndonos más en la vía del victimismo que en la heroica. Solemos considerarnos sujetos pasivos de una serie de circunstancias contra las que creemos no poder hacer nada y decidimos soportarlas de la mejor manera posible. Sin embargo, existen momentos en los que despertamos de esa tendencia y decidimos emplearnos a fondo para conocer verdaderamente y en profundidad nuestras circunstancias para encararlas de una manera activa y, sobre todo, de una manera decidida, en la que nuestra voluntad es fundamental.
¿Quiere esto decir que el hecho de desear algo y lanzarse a la lucha por conseguirlo nos augura el éxito seguro? No necesariamente, pero si nos asegura que emprendemos el camino del héroe; es decir, el camino de quien en un contexto determinado es capaz de estudiarlo, valorarlo, y decidir vías creativas de acción, en lugar de sencillamente sentarse a lamerse las heridas.
¡Eso para mí es el Tarot! Una ayuda para la acción, una ayuda para la comprensión y para poner en movimiento los resortes que, pasito a paso, bien pudieran llevarnos al éxito.
La vía del Tarot es una vía para héroes, para personas que se responsabilizan de su vida, en lugar de ceder esa responsabilidad al destino, a la fatalidad, a los demás, a cualquiera excepto a ellos mismos. El camino del Tarot es un sendero para aquellos que quieren crecer y que por eso mismo se empeñan en hacerlo. No quiere esto decir que sea el camino de los soberbios que no admiten voluntades más altas que las propias; no es eso lo que estoy diciendo. Lo que expongo es que se trata de un sendero que, partiendo de la humildad del puesto que uno ocupa en el universo, se dispone a ejercer su tarea de la mejor forma que pueda ir entendiendo, porque la estudia y porque la pone en acción en lugar de esconderse; y porque, una vez hechos sus propios movimientos, confía en que éstos sean bendecidos por su Hacedor.