Nuestra búsqueda de guías y maestros, a veces parece insaciable. Por supuesto que necesitamos instrucción, ¡qué duda cabe!, pero el problema es que esa adopción de un maestro en particular parece que nos permite eximirnos de la responsabilidad de la propia experiencia. Un maestro nos puede señalar maneras de acción adecuada, pero quien en última instancia tiene que actuar es uno mismo. Es decir, la experiencia, la vivencia debemos tenerla cada uno.
En esta línea de pensamiento, me gustaría trasladaros algunos párrafos del libro de Brian Weiss, titulado "Los Mensajes de los Sabios". Creo que merece la pena detenerse un poco a considerarlos.
Los gurús pueden enseñarnos técnicas. Pueden ayudarnos a comprender mejor la vida, la muerte y los planos espirituales. Pueden ayudarnos a eliminar miedos y obstáculos. Pueden señalar el umbral, pero los que tenemos que cruzarlo somos nosotros.
En realidad, el reino de los cielos existe en nuestro interior, y por eso toda alegría y toda felicidad sale de nuestro interior. No va a rescatarnos nadie. Al experimentar el amor verdadero y alcanzar la iluminación, nos "salvaremos" nosotros mismos.
(...)
Hay quien le echa la culpa al destino. Aunque nuestras vidas transcurren por cauces predeterminados, el destino no es responsable de nuestros actos. Y al igual que tenemos que hacernos completamente responsables de nuestras conductas negativas y dañinas, también debemos responsabilizarnos de las positivas, las que se basan en el amor. Nadie puede hacerlo en nuestro lugar.
Ningún demonio puede hacernos daño y, en última instancia, ningún gurú puede salvarnos.
Brian Weiss, Los Mensajes de los Sabios