domingo, 6 de mayo de 2012

Cuatro personalidades; cuatro lenguajes

La lectura ayuda mucho a pensar, y releyendo el libro de Andy Andrews, The Noticer, encontré un tema que me pareció muy interesante. El autor nos hace ver que no todos actuamos ni respondemos de la misma manera, y eso nos lleva a múltiples malentendidos, precisamente por desconocer el lenguaje que emplea la otra persona. Andrews nos habla de cuatro tipos de dialectos que usamos para comunicarnos; pero también dice que estos lenguajes pueden combinarse y crear otras variedades. Para explicar su punto de vista elige diferentes seres del mundo animal. ¿Te identificas con alguno en particular o bien con una combinación de dos o más? Incluso puedes imaginar otros animales que tengan características que te hagan reflexionar; pero vamos a ver los cuatro tipos que menciona este autor.

Vamos a empezar por el dialecto gatuno. Los gatos son animales muy especiales que, aunque les gusta conservar su independencia, eso no quiere decir que no disfruten del cariño de los que le rodean ni que no busquen la comunicación con su entorno; pero, ¿cómo lo hacen? Fundamentalmente por el tacto. Sí, cualquiera que tenga gatos lo sabe; les encanta ser acariciados; incluso lo hacen ellos entre sí o bien buscan humanos a los que lamer con delectación pidiéndoles asimismo arrumacos para ellos. Eso sí, sólo cuando ellos así lo desean; no se te ocurra acariciar a un gato que está en contemplación o jugando alegremente con su pelotita de papel de estaño, porque entonces rehuirá tus caricias. El gato da y recibe... cuando él quiere.

Pasamos al lenguaje canario. Para Andy Andrews los canarios piden de los demás, fundamentalmente tiempo para estar en su compañía. Según el autor, muchos seres utilizan este lenguaje en el que lo importante no es lo que uno pueda o no ofrecer en cuanto a palabras o cosas; no, lo importante es que estén con ellos, que les acompañen. No quieren estar solos en su jaula; necesitan fundamentalmente sertirse acompañados, aunque se haga de manera silenciosa; el mero hecho de tu presencia los hará felices, y, entonces, puede que incluso se lancen a cantar para agradecer tu compañía.


Los perros reaccionan a las palabras de aprobación. Cuando te diriges a un perro y le dices lo bien que hace algo, se llena de alegría y mueve su rabito así como sus orejas lleno de entusiasmo. También lo contrario; si te enfadas con ellos y les lanzas mensajes de recriminación, esconderán su colita antes tan alegre, y bajarán sus orejas como signo de tristeza. Lo que les dices, y el tono en el que se lo dices es fundamental para ellos; no lo olvides.

¿Y los peces?; ¿qué sucede, concretamente, con los peces de acuario? En un alarde de imaginación, el autor considera que los peces que tenemos encerrados en nuestros acuarios no pueden ni saben ni quieren ser tocados, ni alabados, ni siquiera necesitan nuestra compañía; pero sí requieren algo fundamental, nuestra dedicación hacia ellos cuidándoles con nuestras acciones en su beneficio. Esos actos y favores que realizamos para ellos les son totalmente necesarios: limpiarles la pecera, ofrecerles comida..; en definitiva, realizar para ellos aquello que precisan.

Parece que podemos combinar diversos lenguajes, pero está claro que si una persona domina uno determinado, además de expresarse él mismo en este lenguaje, sólo comprenderá su mismo dialecto, resultándole muy difícil la comprensión cuando le hablan en otro... Y ahí es donde pueden surgir los problemas de comunicación; no porque el otro no se esté comunicando con nosotros, sino porque no logramos entender su idioma pues utiliza una variedad desconocida o poco usada por nosotros. Abrirnos al conocimiento de otras formas de comunicación parece una tarea inmensamente provechosa. ¿No opinas tú lo mismo!