Parece indiscutible que en el mundo del Tarot, existe una división entre los que consideran que el propio Tarotista puede hacerse lecturas a sí mismo y aquellos que opinan lo contrario. Digamos que entramos en un terreno con las características de los debates usados para crear polémica tales como los que comienzan con premisas tipo Pena de Muerte Sí / Pena de Muerte No; o bien Vegetarinos Sí / Vegetarianos No; Fumadores Sí / Fumadores No, etc., etc.
Obviamente yo no tengo la solución a tal debate, pero sí mi propia opinión, así como mi propia decisión que aquí expongo por si pudiera ayudar a alguien.
Desde mi punto de vista, la persona que mejor se conoce, si realmente profundiza con ánimo de mejorar, es uno a sí mismo. Por tanto, una lectura personal, sincera, con una base profunda y unos conocimientos, no me parece en absoluto desacertada. Por supuesto, sin esos cimientos, la lectura hecha para uno mismo puede caer en muchos errores, tergiversaciones y autoengaños; pero uno debe sincerarse consigo mismo y darse cuenta de que al único que está engañando es precisamente a sí mismo si opta por hacerlo mal.
Para mí el Tarot es, en primer lugar, una herramienta para mi propio autoconocimiento y mejora personal, y por tanto lo valoro como un maravilloso regalo que puede aportarme mucho.
Por otra parte, no me veo capacitada para dar consejos a los demás si, en primer lugar, no sé dármelos a mí misma. No digo con esto que quienes no se hacen lecturas a sí mismos, no sepan aconsejar a los demás; lo que digo es yo no sé hacerlo, al menos no es la opción que elijo.
Considero el Tarot un regalo para mí; un regalo que me gusta compartir con los demás, pero que en principio es para mí, y así me ayudo con él para crecer, con dificultades, pero ir creciendo aunque sea poquito a poco.
Las lecturas hechas para uno mismo pueden ser muy difíciles -no digo lo contrario- pero no imposibles si se parte de un deseo sincero por aprender y mejorar.