viernes, 15 de junio de 2012

22 - LA LIBERACIÓN

Aunque esta carta reciba el nombre de LA LIBERACIÓN, a mí me gusta más llamarla LA MADUREZ; veamos por qué.

La imagen nos muestra una mujer emergiendo de un huevo. Y es que, aunque estemos confortablemente creciendo dentro del cascarón, llega un momento en que necesitamos romper la cáscara y salir al exterior para continuar nuestro desarrollo. A veces duele mucho hacerlo y tratamos de demorar la decisión, pero entonces, es la misma cáscara la que empieza a resquebrajarse para obligar al inquilino a que cambie de lugar

¿Y qué se encuentra nuestro recién nacido? Un paisaje que en principio parece no ofrecerle demasiadas seguridades. El hielo lo invade todo, aunque cuando nuestro personaje se decida a mirar más hacia adelante, verá que hay hermosos árboles emergiendo de la tierra y aspirando al cielo. Un cielo invadido por pájaros que vuelan juntos, y una luna que empieza a crecer también. 

Pasado el miedo del comienzo, la figura aprenderá que ahora puede ser libre; que la libertad supone un esfuerzo, pero que éste merece la pena; y que por mucho miedo que tenga, será capaz de superarlo porque no puede evitar la ley del crecimiento.

Entonces, cuando se haya habituado a su nuevo hogar, percibirá su pasado con amor pero sin ataduras, pues ha conseguido liberarse de aquello que la tenia presa. 

Uno no puede seguir siendo niño siempre; tiene que aprender a caminar por sí mismo, llevando lo aprendido del pasado pero sabiendo a la vez desapegarse en cierto modo de él. El crecimiento lleva la semilla del pasado para dar origen a nuevos comienzos. Sólo falta valor para lograr culminar con éxito el proceso, porque en el fondo todos sabemos que la vida no tiene vuelta atrás, sino un continuo movimiento hacia más y más allá. Enriquecerlo con las experiencias del pasado es bueno, pero no bloquearlo porque entonces, ¿dónde quedaría la evolución a la que somos llamados desde el nacimiento?