Retrato de joven, por John William Waterhouse |
Se atribuye a Buda una bonita frase, más que por la frase en sí, por su contenido: "Todos los seres nacen iluminados, pero se necesita una vida entera para descubrirlo".
Sí, creo que sin duda alguna todos nacemos con la capacidad de la iluminación, pero, como todas las capacidades, hay que desarrollarlas y eso implica necesariamente el trabajarlas.
En el mundo de lo abstracto, especialmente dentro del esoterismo, parece haber bastantes personas que consideran seres especiales a aquellos que ejercen algún tipo de actividad relacionada con -digámoslo así- lo paranormal. Y cuando digo "seres especiales", realmente se dice que son "seres especialmente dotados" y por tanto "superiores". Bueno, pues el caso es que a mí me gustaría rebatir esta opinión.
No pongo en duda que realmente existen "seres espciales" a los que considero "superiores"; pero no así a todos los que practican algún tipo de habilidad relacionada con el esoterismo. Incluso me atrevería a decir más; desconfío enormemente de quien se cree "especialmente" dotado. Quien así se define, creo que suele tener un exceso de ego del que prefiero huir. Puede ocurrir que sus habilidades sean reales; pero no estoy tan segura de que su ejemplo sea edificante.
Para mí, la práctica o búsqueda de "señales" es un regalo a los más necesitados, entre los cuales me incluyo; un regalo a aquellos que nuestra fe es tan frágil o más que la de Tomás, quien necesitó introducir sus manos en los agujeros dejados en la "carne" de Cristo para poder creer. Ante esta devastadora debilidad parece que el Cielo se compadece de aquellas personas que buscan y tienen miedo, y es entonces cuando les permite adentrarse en algún misterio -por muy pequeñito que sea- que les fortalezca en su debilidad.
Cualquier "habilidad" está en manos de todos; desarrollarla es la labor que le corresponde a cada uno si así lo desea.
Agradezco desde lo más profundo que se nos permita conocer la existencia de "santos" con capacidades que más de uno quisiéramos; pero procuro poner las cosas en su lugar y no alimentar la prepotencia que, con demasiada frecuencia, se observa en el mundo esotérico, e incluso en el espiritual.
La humildad nos hace humanos; y algo para mí tremendamente importante: ¡agradecidos!
Sí, creo que sin duda alguna todos nacemos con la capacidad de la iluminación, pero, como todas las capacidades, hay que desarrollarlas y eso implica necesariamente el trabajarlas.
En el mundo de lo abstracto, especialmente dentro del esoterismo, parece haber bastantes personas que consideran seres especiales a aquellos que ejercen algún tipo de actividad relacionada con -digámoslo así- lo paranormal. Y cuando digo "seres especiales", realmente se dice que son "seres especialmente dotados" y por tanto "superiores". Bueno, pues el caso es que a mí me gustaría rebatir esta opinión.
No pongo en duda que realmente existen "seres espciales" a los que considero "superiores"; pero no así a todos los que practican algún tipo de habilidad relacionada con el esoterismo. Incluso me atrevería a decir más; desconfío enormemente de quien se cree "especialmente" dotado. Quien así se define, creo que suele tener un exceso de ego del que prefiero huir. Puede ocurrir que sus habilidades sean reales; pero no estoy tan segura de que su ejemplo sea edificante.
Para mí, la práctica o búsqueda de "señales" es un regalo a los más necesitados, entre los cuales me incluyo; un regalo a aquellos que nuestra fe es tan frágil o más que la de Tomás, quien necesitó introducir sus manos en los agujeros dejados en la "carne" de Cristo para poder creer. Ante esta devastadora debilidad parece que el Cielo se compadece de aquellas personas que buscan y tienen miedo, y es entonces cuando les permite adentrarse en algún misterio -por muy pequeñito que sea- que les fortalezca en su debilidad.
Cualquier "habilidad" está en manos de todos; desarrollarla es la labor que le corresponde a cada uno si así lo desea.
Agradezco desde lo más profundo que se nos permita conocer la existencia de "santos" con capacidades que más de uno quisiéramos; pero procuro poner las cosas en su lugar y no alimentar la prepotencia que, con demasiada frecuencia, se observa en el mundo esotérico, e incluso en el espiritual.
La humildad nos hace humanos; y algo para mí tremendamente importante: ¡agradecidos!