¡Qué hermosa carta, verdad! Los seres vivos del planeta necesitamos los unos de los otros, y esta carta nos lo recuerda. Muchas veces no somos conscientes de las demandas de cuidado que recibimos; pero así es, se nos pide atención amorosa. ¡Hay tantas formas de dar esta atención! Y además, ese cuidado no se circunscribe únicamente a los familiares de nuestro entorno, sino a cualquier ser vivo con el que podamos encontrarnos.
San Francisco de Asís no se limitaba a hablar con seres humanos sino que gustaba de dialogar con toda criatura de Dios. Ya sabemos aquello de Hermano Sol, hermana Luna, ¿no?
Todos somos responsables, los unos de los otros. Unas veces precisamos ayuda y otras la ofrecemos. Y así es como funciona el mundo, con el cuidado responsable. Y más aún, con el cuidado amoroso responsable. Mira a tu alrededor, puede que alguien te esté pidiendo una atención amable, y tú no seas consciente de la misma. No permitas que pase desapercibida y actúa en consecuencia.