miércoles, 30 de octubre de 2013

Como olas en el mar...

No niego que muchas veces me invade la tristeza cuando observo cómo determinadas personas parecen no aprender nada y se muestran incluso agresivas con el entorno en el que viven. Y entonces, ante mi perplejidad por tantos caracteres aparentemente negativos, me pregunto ¿por qué? ¿Es que las personas no tenemos remedio? ¿Es que quien es de una determinada manera será siempre así sin remisión? Y entonces entro en meditación y lanzo este asunto que tanto me preocupa esperando obtener respuesta. Y ésta es la respuesta que creí entender:



Tendemos a pensar que cada persona es de una u otra manera, es decir, con unas características inamovibles; cuando, en realidad somos como olas en el mar que a veces se muestran más agresivas o más relajantes y pacíficas. 

El recorrido del mar está formado por múltiples olas, cada ola podría asemejar a uno de nuestros caracteres en una vida. Igual que no se da una única ola sino una gran cantidad de las mismas que van modificando su estructura; así existen múltiples rasgos que se van mostrando en determinados espacios y tiempos para modificarse en otros.

El mar es eterno; las olas, sin embargo, son temporales. 
No olvides que la esencia es el mar y no las olas puntuales. 
Cada vida permite desarrollar más y más hermosas olas, 
corrigiendo y embelleciendo su forma.