Mucho se habla del amor y, creo yo, que no todo es correcto. Con excesiva frecuencia se valora el desapego y se desprecia el apego, pero me parece a mí que habría que profundizar mucho más en estas palabras que, a lo mejor, en más de un caso lo que encubren es un exceso de ego y la consiguiente comodidad que genera. Pienso que el énfasis en el desapego muchas veces libera de la necesidad y de la "obligación" de ofrecer AMOR.
Se suele teorizar sobre el amor, pero ¿cómo se practica? A mí me parece que el mundo está muy necesitado de AMOR, así, con mayúsculas; de su práctica más que de su teoría. Pero también es cierto que quienes viven de verdad el AMOR, también suelen tener palabras muy instructivas sobre él. A mí me ha subyugado este texto de Paramahansa Yogananda que aquí os traigo para vuestra consideración... ¿y práctica? ¡Seguro que sí!
A nadie considero un extraño. Me regocija amar a todo el mundo con el sentimiento puro, concedido por Dios, que existe en el apego humano.
Poco me importa que muchos venerables santos proclamen: "¡A nadie te apegues!" Yo estoy apegado a todos.
El desapego es necesario si el amor que uno siente abarca sólo a una persona o a un reducido grupo de ellas y, en virtud de eso, excluye a los demás. ¡Jamás podría mi apego excluir a alguien del círculo de mi amor!
Amar a todo el mundo con genuino apego, como a tus propios parientes y amigos, es hermoso, un deleite que embarga y da vida al corazón.
Es Él, el Amante Cósmico, en su papel de 'Mago Cósmico", quien llega hasta nosotros ataviado con las formas de aquellos a quienes amamos: padre, madre, hijo, amante, amigo, conocido.
Al enseñarnos a prodigar amor mediante el apego que sentimos hacia nuestros padres, nuestro cónyuge o nuestros amigos, el Amante Cósmico subrepticiamente absorbe de nosotros, a través de esas formas, el amor colmado de apego de nuestros corazones, al tiempo que nos brinda un amor perfumado con el afecto que se oculta bajo el disfraz de padre, hijo, amante o amigo.
Paramahansa Yogananda, El Amante Cósmico