viernes, 16 de octubre de 2009

Diversidad


La única verdad. Todos defienden la existencia de una única verdad; sin darnos cuenta de los multiples aspectos que puede tener una verdad global. Y por eso todos defendemos una vía única de acceso a la ansiada verdad.

Siempre me llamó la atención la pretensión de todos y cada uno de los grupos religiosos de tener la única y la absoluta verdad; lo cual, entre otras cosas me parece algo así como querer poner puertas al campo. Creo que la única verdad es el AMOR. El Amor que el ser humano escoge voluntariamente, con independencia de que éste sea o no correspondido; porque hay que tener mucho amor para aceptar
incluso al enemigo.


Para asegurarnos de que poseemos esa “única verdad”, tratamos de imponerla por todos los medios y segamos sin remordimiento alguno los atisbos de verdad que el otro haya alcanzado, dejándole a veces sumido en la gran desesperanza al no poder alcanzar de corazón la nueva propuesta y haber abandonado la que le sustentaba.


¿Cuándo aprenderemos que la verdad es una LUZ BLANCA en vez de una aterradora oscuridad? El blanco es la mezcla absoluta de todos los colores (eso ya lo demostró Newton, cuando hizo la separación de los colores a través de un prisma); sin embargo, la oscuridad (el negro) es la ausencia de color. Por tanto, para mí la verdad está en la luz blanca, una amalgama equilibrada de todos y cada uno de los múltiples colores del universo.


Puede ocurrir que unos tengan más colores que otros, pero lo cierto es que será la unión de todos, en la adecuada proporción, la que brinde luz a nuestra mente. Y eso sólo podrá hacerse desde el respeto de la escucha y sobre la valoración de una verdad que está en el fondo de todas: el AMOR. Cualquier verdad que suponga un desafío al Amor, me niego a aceptarla.