Al reiniciar este blog tras el breve tiempo de descando que me he tomado, me ha parecido hermoso hacerlo con dos cartas de EL SYMBOLON que, de alguna manera, aluden al cuidado amoroso.
La primera que muestro aquí es la denominada LA MADRE. ¿Qué te sugiere esta carta? Sin duda, la imagen nos ofrece un parecido grande con la Virgen y el Niño, pero, independientemente del cariz religioso que pueda tener para muchos, vamos a ahondar en su posible significado arquetípico.
Vemos una madre centrada en su hijo, lo mira con dulzura y alegría, incluso podríamos detectar cierta admiración por su hijo. La madre lo protege, lo apoya, le ofrece ternura, pero no parece aprisionarlo, sino sencillamente protegerlo.
La madre surge del agua, de las emociones. Es desde ahí que crecen las flores, la creatividad. Toda la escena parece suave, incluso la iluminación es serena pues la luz que vemos es el reflejo del sol sobre la luna, y por tanto todo está suavemente tamizado.
¿Y el niño? ¿Hacia dónde mira el niño? El niño no necesita mirar a su madre pues ya sabe que está ahí protegiéndole; el niño mira al inicio creativo del futuro, a ese huevo de oro que sostiene en la mano y que con el tiempo desvelará su contenido. El niño ofrece ese huevo dorado al resto del mundo, sabiendo que también es suyo. Debe cuidarlo, para poder ir desarrollándolo a través de los años.
Cada uno de los personajes de esta carta va realizando, de manera amorosa, su cometido.
La siguiente carta también tiene rasgos muy reconocibles en el mundo cristiano: la imagen de San Francisco de Asís no parece pasar desapercibida para nadie. Pero, ¿qué nos sugiere esta bella estampa? Esta carta recibe el nombre de RESPONSABILIDAD POR LA CREACIÓN.
La siguiente carta también tiene rasgos muy reconocibles en el mundo cristiano: la imagen de San Francisco de Asís no parece pasar desapercibida para nadie. Pero, ¿qué nos sugiere esta bella estampa? Esta carta recibe el nombre de RESPONSABILIDAD POR LA CREACIÓN.
El fraile está rodeado de diversos componentes de la creación: pájaros, ovejas, cabras, flores, árboles, un terreno de siembra... Para todos ellos tiene una mirada amorosa y cercana. Incluso lleva en su regazo a una pequeña ovejita que encuentra abrigo en él. La carta nos habla de la responsabilidad que tenemos los unos para con los otros; de cómo tenemos que ayudarnos de diferentes maneras. Nos dice que todos dependemos de todos, y que hay que ser conscientes de esto y ponerse a la tarea.
Las dos cartas, por tanto, nos muestran una forma de amor responsable; no de un amor egoísta, sino un amor que conduzca a todos a desarrollar lo mejor de cada uno con el apoyo de los demás.