Últimamente  proliferan mucho los canales televisivos enfocados a consultas de  Tarot. Sin entrar en más consideraciones sobre esta proliferacion, me  gustaría comentar algo que sucedió en uno de estos canales. Una  consultante quería saber si había posibilidades amorosas con un  determinado caballero o no. La tarotista le indicó que se olvidara del  tema porque no había futuro en esa relación. Ante esta respuesta la  consultante siguió preguntando y quiso saber si el caballero en cuestión  estaba con otra mujer; a lo que la tarotista le dio una contestación; y  nuevamente la consultante quiso indagar aún más y ver si podía  averiguar con quién estaba aquel hombre.Bien,  en mi opinión aquí se hicieron varias preguntas ilícitas. Me explico.  Es lógico que quien consulte quiera saber un montón de cosas, pero creo  que el profesional también está ahí, además de para traducir el lenguaje  de las Cartas, para poner los límites. Honradamente creo que no debió  contestar a la segunda pregunta y debería haberle hecho ver a la  consultante que si aquel hombre no era para ella, no tenía derecho a  meterse en su vida.
Hace  tiempo, hice una consulta para alguien y caímos en el error de querer  seguir indagando. Entonces, ante una determinada pregunta, sentí en mi  interior un pensamiento muy tajante y que no parecía provenir de mi. Esa  voz-pensamiento dijo claramente: "No tienes derecho a hacer esa  pregunta". Me quedé muy impactada y decidí hacerle ver a quien pedía la  consulta lo que estaba pasando y lo que había sentido. Inmediatamente,  la consultante, una persona sabia y muy razonable, se dio cuenta de que  así era; que determinadas preguntas no hay que hacerlas. Tan razonable  fue esta persona que sentí mucha compasión porque ante aquella rotunda  frase, la consulta quedaba con un cierto mal sabor de boca; entonces  pedí si podíamos hacer una pregunta más, en esta ocasión razonable, para  que quien buscaba ayuda pudiera obtenerla; y entonces sentí un: "De  acuerdo". Y así fue con gran agradecimiento por nuestra parte; la mía y  la de quien buscaba consejo.
Creo  importantísimo saber qué se puede preguntar y qué no se debe preguntar.  Los límites de la ética son fundamentales en esta tarea, y no me cansaré  de repetirlo.