lunes, 4 de agosto de 2008

LA FUERZA - (Meditando con las Cartas del Tarot)

EL Arcano VIII recibe el nombre de La Fuerza en el Tarot Rider Waite, aunque quizá fuera más adecuada su traducción como FORTALEZA. Porque de eso habla la carta; no de una fuerza aplicada de manera brava, ni mucho menos, sino la fuerza de la paciencia, de la dulzura, de la confianza, pero aplicada con constancia y tenacidad; en definitiva, la fortaleza.

En la carta podemos ver cómo una mujer con el símbolo del infinito sobre su cabeza abre las fauces del león sin violencia ni temor.

La mujer viste un delantal de flores que nos podrían sugerir el crecimiento de la vida gracias a la suavidad, no al ejercicio de la violencia sino de la constancia y el cuidado. Un cuidado que no es débil ni sensiblero, sino un cuidado atento, firme pero sutil a la vez.

Es de esa manera como la mujer (aparentemente más débil que el león en su fuerza física, pero no así en la mental y la emocional) puede vencer la pasión del león; una pasión que se refleja en su color rojo. El rojo nos estaría hablando, así pues, de energía y pasión muy fuertes y arrebatadoras.

Aunque en el Tarot Rider Waite, el Arcano número VIII se conoce como la Fuerza, hay que decir en en el de Marsella, corresponde a la Justicia. Ambos tarots tienen intercambiados los números, y esto es fuente de múltiples debates en los que yo no voy a entrar. Debido a ese cambio de orden, me pregunto a qué numeración se refiere el Tarot Zen de Osho; pero viendo la libertad con la que se rige, bien pudiera suceder que no sea relevante. De cualquier manera, opto por mostrar la carta que lleva al número VIII, en este Tarot, independientemente de que pueda o no relacionarse con el VIII del Rider Waite, el de Marsella, o ninguno de los dos.

En el Tarot Osho Zen, esta carta recibe el nombre de VALOR. Y como podemos ver se nos muestran unas flores que nacen entre las rocas, y desprenden una brillante luminosidad.

Otra vez las flores, como las que mostraba el delantal de la mujer de la baraja Rider Waite. Flores que nacen de grandes dificultades, pero que se resisten a perecer, y que sabiamente salen a la luz afrontando cualquier riesgo sin temor. Vemos que una es mayor que la otra. Una nació primero, y abre paso a la segunda que, contagiada por la fuerza de la primera, sigue sus pasos, abriéndose a la vida pese a cualquier dificultad que pueda presentarse.

Osho hace referencia al desconocimiento que tiene la semilla de aquello en lo que se va a convertir. De alguna manera esto mismo es lo que ocurre con el león, que desconoce sus excelentes cualidades de fortaleza y las confunde con violencia. Pero, como decía alguien, el crecimiento es imparable, y con suavidad los seres a los que hace referencia esta carta coseguirán descubrir su valía y ponerla a la disposición de los demás. De ahí la luz que desprenden estas hermosas flores. Sólo hay que mostrar el camino con suavidad y paciencia.