La carta número XII en el Tarot Rider Waite, es conocida como EL COLGADO. Ante la visión de esta carta, más de uno sentirá una cierta inquietud. Al fin y al cabo, no parece muy lógico que una persona cuelgue cabeza abajo de lo que parece ser una parra o bien un árbol. Pero, si uno se detiene en el rostro de la figura, podrá darse cuenta de dos cosas: en primer lugar, un aura dorada le rodea la cabeza, y por otra parte, el rostro no refleja sufrimiento. ¿Qué puede significar esto?
Antes de entrar en posibles explicaciones, sigamos observando. Vemos que la figura cuelga de un pie, mientras que la otra pierna permanece cruzada tranquilamente, incluso, con una cierta chulería.
Y por último, podemos fijarnos en los brazos, probablemente atados a la espalda de este personaje.
El colgado nos habla de un sacrificio y de un parón. Un sacrificio que no es estéril, que sirve para algo. De ahí podría venir ese aro dorado rodeando la cabeza. La persona crece porque es consciente de la valía de su presente estancamiento y probable sufrimiento que le depara. Sabe que si quiere algo, debe tomarse tiempo y permitir un cierto sacrificio por su parte. Además, no se nos dice que ese sacrificio deba ser algo extraordinariamente difícil, sino que advierte sobre una realidad; la realidad de que cuando uno desea un determinado objetivo, debe desarrollar la virtud de la paciencia y la fortaleza, y aceptar los aparentes impedimentos como desafíos que aportan sabiduría.
Las manos atadas a la espalda, podrían añadir algo importante. Que uno quiza no tenga demasiadas posibilidades de iniciativa; es decir, su actividad se reduce a saber esperar de forma productiva; pero no a emprender acciones. Y es que, en algunas ocasiones, la mejor acción es precisamente la inacción.
En el Tarot Osho Zen, esta carta recibe un nombre que anuncia un resurgimiento, se llama LA NUEVA VISIÓN.
Vemos que la persona se va levantado, desde una postura que la acerca al suelo hasta otra en la que se eleva hacia el cielo. ¿Y todo esto cómo lo logra la persona? Entendiendo la razón del crecimiento y permitiéndolo; aunque suponga ir paso a paso, deteniéndose un poco en cada etapa pero continuando cuando llega el momento de hacerlo, sin deterner el natural progreso.
En palabras de Osho: "llegamos a saber por la experiencia que lo oscuro y lo difícil son tan necesarios como lo llevadero y fácil; entonces, comenzamos a tener una muy diferente perspectiva del mundo".
Las figuras geométricas que se distinguen son símbolos en los que el cuadrado hace referencia a nuestra existencia material o terrenal; el círculo, nos habla de lo espiritual; y el triángulo, es la unión de ambos mundos. Transitando por la vida, sabiendo avanzar y detenerse cuando hace falta, vamos integrando nuestro ser y haciéndolo quien verdaderamente está destinado a ser.