Antes de empezar, me gustaría explicar un poquito lo que es una REGRESIÓN. Se trata de una forma de recordar acontecimientos pasados que pueden ir en una doble direccion.
Por una parte está la Regresión que va haciendo que la persona recuerde acontecimientos pasados de su vida que, probablemente, están en su inconsciente para hacerlos conscientes. Se ayuda a la persona a que pueda concentrarse y dirigir su visión hacia situaciones que se desarrollaron bien cuando tenía 15 años, o 4, o incluso en el vientre materno.
Y por otra parte está la Regresión que ayuda a enfocar la visión en posibles vidas pasadas. Es decir, en este caso se habla de la posibilidad de la Reencarnación.
Por supuesto, ambas experiencias pueden estar teñidas de un cierto subjetivismo, pero, incluso en ese caso, el hecho de que una persona vea ciertas situaciones y de determinada manera, en vez de ver (o imaginar) otras, psicológicamente significa mucho, y eso me parece que es muy importante tenerlo en cuenta.
Así que considero de suma relevancia el que la persona sea crítica con aquello que ve y le de la importancia necesaria: ni más ni menos. Eso sí, esa crítica no debe hacerla mientras desarrolla la regresión, pues de otra manera podría distorsionar el mensaje que le conviene recibir.
Y esto me conduce a la pregunta que lanzo en el título de esta entrada: ¿Qué buscamos a través de la regresión?
Desafortunadamente, muchas veces lo que uno busca es o bien una justificación para sus actos, o bien una satisfacción para su ego. Ninguna de estas dos cosas son buenas. Vayamos por partes.
Uno no puede justificar el daño que hace a otros, por ejemplo, amparándose en el hecho de que en su pasado o en otra vida o vidas anteriores se le haya perjudicado a él. Lo que debería hacerle entender la REGRESIÓN, es una razón para esa especie de compulsión que existe, pero una razón no para justificar sus actuales acciones erróneas, sino para comprenderlas y desprenderse de tal hábito.
Tampoco sirve de nada irse dando ínfulas de que uno fue rey, o ilustre pintor o reconocido científico. Nada de eso le serviría en su vida actual ya que en este momento no es ninguna de las tres cosas. Lo que sí le sirve es saber que lo fue y que por tanto no necesita serlo otra vez; y, sobre todo, aprender del resultado de sus acciones y sacar provecho para sí mismo y para el resto de sus congéneres en su vida actual.
Según mi modo de ver la cosas, la REGRESIÓN, cuando está bien enfocada, nos puede alcanzar aspectos de tran importancia y muy beneficiosos, siempre que se descarten los errores anteriormene citados. La REGRESIÓN puede conducirnos a nuestra esencia; a eso que siempre somos con independencia de que hayamos ejercido el papel de príncipe o de mendigo; lo que parece que permanece es una esencia, una actitud en los dos casos.
Intentaré explicarme. Existe un autor muy interesante que suele escribir sobre ciencia ficción, Kim Stanley Robinson, que escribió además una novela en la que aborda la reencarnación de manera muy lúcida según yo lo veo y que se titula "Tiempos de arroz y sal". Allí, entre otras cosas, este excelente autor explica la idea que acabo de apuntar a través de sus personajes. Por ejemplo, explora el caso de un "alma" rebelde, que encarna a veces en un personaje poderoso o en uno sin apenas poder, en alguien lleno de bondad o vacío de ella, pero que siempre mantiene esa esencia que lo define: su rebeldía; otra cosa es cómo va a enfocarla en cada vida.
La REGRESIÓN no debe ser vista como una forma de darnos "autobombo", sino como un maravilloso regalo para aprender y así seguir avanzando de manera plena y consciente. Nunca debe prostituirse una herramienta tan valiosa, exista o no la reencarnación, ya que lo qué sí parece claro es que el inconsciente tiene imágenes precisas para ayudarnos si las buscamos.