martes, 19 de mayo de 2009

Aceptación de las personas


Algo básico a la hora de relacionarnos los unos con los otros es la práctica de la aceptación de las personas. Claro que por muy básico e incuestionable que nos parezca, lo cierto es que a veces desarrollar esa tarea con éxito exige muchísimo esfuerzo, para qué engañarse.

Pero sí parece una gran verdad que para mantener relaciones provechosas, el secreto está en aceptar a las personas tal cual son en cada momento. Eso sí, habría que hacer una matización importante, creo yo, y es que el hecho de aceptar los momentos de los demás no quiere decir estar de acuerdo necesariamente con sus conductas o con sus actitudes, pero sí valorar a las personas por ellas mismas, sin exigirles nada.

En todo caso, lo que uno puede hacer ante determinadas circunstancias es optar por dar ejemplo con nuestra vida, sin juzgar ni mucho menos condenar, pero sí aplicar la comprensión; una comprensión que nos lleve a no negar las dificultades sino que nos ayude a aprender de ellas.

Hay algo muy importante a tener en cuenta y que puede ayudar en el proceso: el hecho de aceptar a las personas sabiendo que, en algún momento, todos y cada uno de nosotros llegaremos a ser como deberíamos ser.


En una meditación, ante mi pregunta sobre cómo perdonar a alguien, cómo aceptarla, teniendo en cuenta que la persona en cuestión no parecía mostrar signos de cambio; vino esta respuesta:

“Contémplala no como es ahora,
sino como la luz que llegará a ser”.