Yogananda, en plena Segunda Guerra Mundial, en una conferencia dijo algo que estimo tiene gran interés; así que ahí está a disposición de todos los que deseen leerlo:
Dios es todopoderoso.
Él podría detener la guerra mañana mismo,
pero si lo hiciera, sería un dictador.
Yo solía preguntarme por qué Él y los grandes santos
no evitaron esta guerra.
La respuesta es que tendrían que haber utilizado milagros para ello,
y Dios es tan grandioso que no quiere imponernos su voluntad.
Tampoco nos castiga o se venga de nosotros.
Él desea convertir a sus hijos, no por la fuerza,
sino mediante la persuasión y el amor.
Las guerras son obras del hombre, no de Dios,
y deben servir para aprender una lección:
la lección de nuestra innata divinidad.
Pero, ¡qué forma tan terrible de aprender esta verdad!
Dios sabe que nosotros jamás seremos destruidos,
porque somos almas inmortales;
pero jamás aprenderemos la lección a menos que suframos.
¿Y no está Dios sufriendo también?
¿Crees que Él no desea que seamos felices?
Él permite que suframos por causa de las malas acciones
sólo para que podamos aprender que
el camino a seguir es el camino del bien.
Paramahansa Yogananda, El Amante Cósmico
