martes, 27 de mayo de 2008

¿La religión de la pobreza?

Me gustaría comentar sobre una cuestión en la que, a mi juicio, se incide demasiado.

Para mí la figura de Jesús es más que importante. Lo admiro profundamente y lo amo. Mucho se opina, mucho se dice sobre él, pero hay algo en lo que últimamente me vengo fijando, y con lo que no acabo de estar completamente de acuerdo. Se trata de esa alabanza de los pobres y de la pobreza que constantemente se nos relata.

Al basar la virtud en esa preocupación por la pobreza, automáticamente se condena a los ricos. Pobres y pobreza son buenos; ricos y riqueza son malos. Entonces, ¿por qué habría que ayudar a los pobres?, ¿para que se hagan ricos y por tanto malos? Por otra parte, ¿quién ayudaría a los pobres?, ¿los otros pobres que tampoco tienen nada?

Yo creo que reducir la ética religiosa a una cuestión económica es frivolizar demasiado.

En primer lugar, a mí me parece, por lo que se relata en los Evangelios, que Jesús no sólo frecuentaba el trato con los pobres, sino que lo hacía también con los ricos. Es decir, se acercaba al ser humano fuera cual fuera su situación, y ésa es una de sus singularidades que a mí me emocionan. No hacía ascos a una invitación de un recaudador de impuestos, y tampoco los hacía al contacto con los leprosos. Era invitado a todos los ambientes y a todos acudía.

Otra cosa es considerar la riqueza como meta que uno desea alcanzar incluso aunque para llegar a obtenerla uno deba dañar. Eso, sin duda, es objetable.

Pero el pobre no tiene por qué ser bueno, sencillamente porque es pobre. Y el rico no tiene que ser malo, sencillamente porque es rico. Eso es una experiencia personal. Hay pobres que para salir de su pobreza hacen lo mismo que esos ricos que desean aumentar su riqueza: delinquir.

Un rico puede tener el alma rota al igual que un pobre, y merecan AMBOS compasión.

La economía puede provocar miseria espiritual, por supuesto; pero esa miseria puede encontrarse tanto en el campo de los poderosos como en el de los mendigos.

¡Jesús atraía a todos y con todos se relacionaba! Y yo se lo agradezco porque eso prueba que él no excluye a nadie, sino que se lanza a dar ejemplo y ayuda a quien lo necesita, proceda del estrato económico que proceda.

Ser buenos, con dinero o sin él: ése es el reto.