lunes, 12 de mayo de 2008

EL MAGO - (Meditando con las Cartas del Tarot)

Cuando contemplo la carta de El Mago en el Tarot Rider Waite, lo primero que experimento es una gran alegría. La razón es muy clara; para mí El Mago es una muestra de confianza que deposita el Cielo en nosotros. Se considera a la persona capaz de solucionar las cosas desde su propia perspectiva. Se le proveé con todo lo necesario. Sobre la mesa están los símbolos de los cuatro palos del Tarot (copas, oros, bastos y espadas). Combinándolos, la persona puede obrar maravillas. Sólo necesita armonizar dos aspectos: el cielo y la tierra. Eso se ve con mucha claridad si observamos los brazos de esta figura. Una apunta hacia el cielo; con ello, a mí me da a entender que solicita permiso y ayuda divina, que no la descarta en absoluto pues no es tan prepotente. Con el otro brazo apunta a la tierra, a su propio trabajo, a su propio esfuerzo para materializar la tarea que tiene entre manos.

El Cielo confía en nosotros. Nos proveé de lo necesario y nos pide que nos pongamos a trabajar con la esperanza del éxito. No va a hacer el trabajo que nos corresponda a cada uno por nosotros, pero sí va a favorecer el esfuerzo. A la hora de meditar con esta carta me hace sentirme feliz que tanta confianza sea depositada en nuestras manos. Se nos da lo necesario, pero eso no quiere decir que consigamos las cosas sin esfuerzo y voluntad. Se trata de que uno valore las herramientas que posee y se disponga a la tarea.

La carta tiene el número I. Es la carta del individuo. Es él quien debe decidir la tarea y ponerse a hacerla. Pero es él también el que tendrá en cuenta no sólo lo humano sino lo divino. Se le ha concedido un gran milagro: el de su existencia y el de su capacidad. Se le ha concedido el milagro de la vida y ahora ha de vivirla en plenitud.


Precisamente en el Tarot Zen de Osho a esta carta se le da el nombre de "Existencia". El ser humano ha sido puesto en el universo y lo primero que tiene que hacer es agradecerlo y sentirse parte integrante de él. No se trata de merecimientos o no, sino de un don que hay que saber agradecer y valorar. Un don que le ha sido dado a todos los seres que componen la existencia. Un don que debe hacernos conscientes de algo muy importante: el hecho de que si estamos aquí es por algo; nadie sobra, todos estamos aquí por algo determinado, y eso hay que saber apreciarlo.

Cuando hablamos de la cartas del Tarot, hay que decir que cada una, además de un significado básico y más o menos general para todos, tiene un significado particular e intiuitivo; y aún más, todo depende de la situación de la carta en una tirada determinada. Aquí, estamos meditando con ellas, por tanto, los múltiples significados que puedan tener para nosotros deben ser valorados.

Y me gusta señalar este hecho precisamene al tratar esta carta de El Symbolon que recibe el nombre de "El Mago". ¿Por qué lo digo? Pues porque es una carta que puede resultar muy ambivalente. Digamos que puede ser positiva o negativa; puede tratarse del mago o de su creación (ese homúnculo que se encuentra en la probeta). Dependiendo de su situación en una tirada, la explicación sería más clara, pero aquí, vamos a enfocarla de otra manera.

El Mago de El Symbolon tiene un cierto aspecto siniestro. Pero ¿por qué? Pues muy probablemente por el uso que está haciendo de sus "poderes"; en realidad, de sus capacidades, sus habilidades. Es verdad que el Cielo le ha dado instrumentos para crear vida (situaciones, acciones, etc.). Tras él, sobre una mesa contemplamos un libro abierto; un libro del que sin duda ha extraído gran conocimiento. Hay una calavera también, pues para crear vida ha tenido que adentrarse también en los misterios de la muerte. Atada a su cintura vemos unas llaves; para mí son nuevamente esas llaves de la sabiduría que pueden abrir las puertas de la vida. Pero quizá, y eso es lo que debería valorar el mago, la tarea de crear vida se ha convertido en una especie de obsesión, y está tan concentrado en ella que puede estar olvidando el verdadero origen de la vida, que no es él sino el Cielo. Está encerrado en un círculo que le impide ver a través de esa ventana; una ventana que le lleva al origen verdadero. Pues el Mago no debería olvidar que él es también una creación, y que se la ha permitido la posibilidad de compartir una tarea creativa con el Hacedor de todo, pero no se trata de una tarea que sirva al Mago para creer en sus poderes como única fuente de recursos, sino para valorar la grandeza de quien le da ese poder, y hacer que produzca más amor en vez de más soberbia.