Supongo que a más de uno el título elegido para esta entrada le lleve a la perplejidad, pero es que hace tiempo tuve la oportunidad de constatar esta realidad. No se trató de un conocimiento que me llevara a una creencia, sino de una experiencia viva que aún hoy recuerdo con respeto y profundo agradecimiento.
Para quien no lo sepa, existe una terapia dentro del campo de la psicología-psiquiatría que recibe el nombre de TERAPIA SISTÉMICA, aunque es más conocida por otra denominación que a mí me resulta mucho más hermosa, CONSTELACIONES FAMILIARES.
Voy a explicar más o menos en qué consiste según mi experiencia y mis palabras. A veces uno se da cuenta de que, aún poniendo mucho esfuerzo en resolver determinadas tendencias y situaciones, parece conseguirse muy poca cosa. Algunos, incluso, casi hablarían de "maldiciones" que se colocan delante estorbando el camino de todos los esfuerzos. ¿Por qué sucede esto? En muchos casos existe una explicación que nada tiene que ver con las maldiciones, y sí con el poder del amor, aun cuando éste a veces esté mal orientado y cause entonces ciertos daños.
Voy a intentar explicar en qué consiste esta terápia y cómo se realiza.
Para practicar este tipo de terapia es necesario contar con un equipo de personas que se presten a servir de "vehículos" para obtener la verdad de determinados problemas. Lo bueno es que estas personas no se conozcan entre ellas ni, por supuesto, sepan nada de las situaciones o ambientes en los que viva quien desea someterse a este procedimiento, al que llamaremos "constelador".
Por supuesto, algo que no he dicho pero que imagino se supone, se necesita una persona que dirija estas sesiones: es decir un "terapeuta especializado en Constelaciones" que sepa dirigir y traducir a los asistentes lo que allí está ocurriendo.
El constelador explica aquello que le preocupa y, acto seguido, dejándose llevar por la intuición y ayudado por el terapeuta que dirige la sesión, va escogiendo entre los asistentes a diferentes personas para que representen un papel determinado (normalmente es el terapeuta quien sugiere estos papeles: padre, madre, abuelo... etc.).
Una vez elegidos, el constelador los sitúa en la sala en la que están y los orienta según su intuición le dicte, y acto seguido se retira, y observa lo que sucede en este improvisado escenario.
Y lo que sucede es absolutamente milagroso. Los personajes, de repente, se colocan de otra manera y comienzan a actuar. Bien interactúan unos con otros o con el escenario en sí, dirigiéndose de forma compulsiva hacia algún lugar determinado. Una vez en dicho lugar, puede suceder que su mirada se diriga hacia un punto más alejado; y es entonces, cuando el terapeuta (que también está impregnado de la magia del momento) se percata de que debe sacar a otro asistente para que represente un papel que nadie había tenido en cuenta hasta ahora: un antepasado, o un hijo no nacido... ¡quién sabe!.. pueden aparecer personajes extraordinariamente reveladores.
Quienes "actúan" en el papel de esos familiares, sin perder en ningún momento la propia consciencia, sienten dentro de sí también lo que experimentaba la persona cuyo papel están desarrollando. Sienten y comprenden lo que sucede, mejor incluso que la propia persona al experimentar en realidad su propia vida. ¿Por qué? En mi opinión, porque quien se está expresando allí de alguna manera es la consciencia del alma de cada uno de ellos.
Sí, sé que esto suena muy raro, y si no lo hubiera experimentado por mí misma, no sé hasta qué punto podría creerlo. Pero es que lo experimenté, como consteladora y como ayudante; es decir, yo también representé los papeles que se me dio la oportunidad de desarrollar ante la vista de los demás. Y entonces me di cuenta de muchas cosas. Me di cuenta de que existe un alma más sabia e inmortal que almacena recuerdos y vivencias, y los expone si ello se hace necesario.
Es algo verdaderamente impresionante. Además, tengo la seguridad de que no se trata de mera imaginación, ya que pude comprobar en determinados casos la veracidad de lo que cada personaje sentía y expresaba. Lo pude comprobar de diferentes maneras. Cuando se trataba de otro ayudante representando algún papel de mi familia que conocía yo muy bien (incluso representándome a mí); aquellas personas que no sabían nada de mí manifestaban sentimientos míos muy profundos, o gestos extraordinariamente característicos de mis familiares, incluso podían mostrar en su forma de moverse los problemas de salud que podían tener. Y lo comprobé cuando yo misma adopté la personalidad de quien no conocía previamente, y, después quien me pidiera actuar en su constelación me confirmara todos los datos que yo había aportado. Por supuesto, cuando digo yo, no es exacto pues quien hablaba, y me parece muy claro, es el alma consciente de esa otra persona que yo representaba en una constelación determinada.
Y cuando hablo de alma, hablo de alma inmortal y por tanto eterna. Es decir, ese alma que se manifiesta puede provenir tanto de un muerto como de un vivo. No estoy hablando de Espiritismo, sino de vivencia de un alma que no muere y que, probablemente vive el espacio y el tiempo bajo otros parámetros.
Me gustaría terminar esta entrada que ya se está haciendo muy larga, en primer lugar mostrando mi inmenso agradecimiento a Dios por haberme permitido vivir tan profunda experiencia.
Además me gustaría aportar algunos "enlaces" para quienes estéis interesados en el tema:
- En primer lugar, la página que enlaza con quien descubrió esta terapia, Bert Hellinger.
- En "El Rincón de Susu" podéis encontrar un interesante artículo sobre ellas.
- Lidia M. Domes, en su blog "Conexiones con la Luz" nos ofrece un interesante artículo sobre el tema.
- Además Lidia en su blog "Ahora te veo" nos remite a otra página que trata específicamente este terapia: "Constelaciones Familiares y Soluciones Sistémicas".