viernes, 9 de enero de 2009

La Atención, El Cuidado y La Responsabilidad.- Meditando con las Cartas de El Symbolon


Me gustaría que nos centráramos en tres cartas de
El Symbolon que nos aconsejan sobre aspectos tan relacionados como la atención, el cuidado y la responsabilidad.


¿Qué te sugiere esta carta de El Symbolon? Su título, más o menos podría traducirse como JUANITO, EL SOÑADOR. En ella, vemos a un joven paseando descuidadamente; no pone atención en el suelo porque fija su mirada en las mariposas y pajarillos que sobrevuelan por encima de su cabeza.

Está muy bien fijarse en todo tipo de señales, no sólo las más obvias, sino esos mensajes sutiles que pueden venir del cielo. Pero... no olvidemos que el Cielo también creó la Tierra y que hace falta aprender a pisarla con toda
ATENCIÓN. Si el muchacho sigue con su ensimismamiento, pronto descubrirá que el puente sobre el que camina está roto y caerá si no pone más cuidado y concentración.

Es verdad que a veces es necesario dejar vagar la imaginación; pero, ser intuitivo no quiere decir necesariamente que uno pueda desatender las circunstancias que le rodean. Debe prestar a
tención a todo; a los mensajes sutiles y... a los obvios. La confianza no debe confundirse con la imprudencia.

Esta hermosa carta llamada EL CUIDADO, nos muestra a una madre acunando a su niño en plena noche. Aparentemente la madre cuida del niño. Así es, uno normalmente debe cuidar de las partes frágiles e inocentes de los demás, pero, también, las de uno mismo. Esta carta nos cuestiona no sólo sobre los cuidados que prodigamos a los demás, sino aquellos que necesitamos aplicarnos a nosotros mismos, a nuestro niño interior que muchas veces clama por un pequeño mimo.

Descubrir ese niño interior propio, así como el niño interior de los demás, es un reto que merece la pena ser vivido. Cuidar, amar, mimar, ofrecer apoyo y seguridad y no sólo riñas y exigencias.

Esta carta es una llamada de atención hacia esos cuidados qu
e, con el paso del tiempo, hemos podido ir relegando al olvido. Cuidados altamente necesarios para nuestra alma. Cuidados que nunca debemos menospreciar.

Para que la tranquilidad vuelva a uno y a su entorno, hace falta crear un clima de seguridad, serenidad, confianza y cariño. Y, entonces, la oscuridad pierde la fuerza del miedo para
adquirir la de la tranquilidad. Sólo una llama encendida (como nos muestra la vela de la mesa) y una atenta mirada bastan para vencer el poder de la noche.

Seguro qu
e esta carta trae a muchos el recuerdo de San Francisco de Asís. ¿Y qué define a San Francisco? Para mí, la sencillez. Nos habla de alguien que valora y se preocupa por todos los seres de la creación; no se fija en una especie determinada, sino que cualquier criatura es digna de su amor, y crea vínculos con todas ellas.

La carta se llama RESPONSABILIDAD POR LA CREACIÓN. Y a eso nos conmina. Nos advierte de que alguien necesita nuestra ayuda. En la carta anterior, vimos la importancia de atendernos a nosotros mismos para poder atender a los demás. Aquí se incide en la ayuda que necesita nuestro entorno, y la responsabilidad que tenemos para ofrecerla. No se trata de utilizar a los demás y luego abandonarlos; sino que nos advierte de que el más mínimo gesto puede ayudar a salir a flote a alguien, o por el contrario, a su perdición.

Una vez se ha adiestrado uno en la ATENCIÓN y en el CUIDADO DE SÍ MISMO, llega el momento de HACERSE RESPONSABLE de uno mismo y de todos los demás, hasta donde se pueda; teniendo en cuenta que un sólo gesto puede modificar el camino de cualquiera. Todos necesitamos ayuda, y todos debemos ofrecerla.