Desde nuestra perspectiva de seres humanos, a veces consideramos que parecen existir seres más iluminados que otros, seres más capaces que otros; incluso alguno podría pensar que más de un ser humano se merecería ya la “salvación”, la llegada al “nirvana”, el habitar en el “paraíso”. Y, yo me pregunto, ¿por qué no todos?
Me parece una hermosa oración pedir el engrandecimiento de todos; de todos y cada uno de los seres que viven o que alguna vez vivieron. Me parece un bonito objetivo no querer que exista un nuevo mundo mientras no podamos disfrutarlo todos y cada uno, en lugar de sólo unos elegidos.
Y ante esa petición, entonces, podría venir la hermosa respuesta del Padre:
Me parece una hermosa oración pedir el engrandecimiento de todos; de todos y cada uno de los seres que viven o que alguna vez vivieron. Me parece un bonito objetivo no querer que exista un nuevo mundo mientras no podamos disfrutarlo todos y cada uno, en lugar de sólo unos elegidos.
Y ante esa petición, entonces, podría venir la hermosa respuesta del Padre:
Por eso el mundo aún no ha terminado.
Es una bonita oración.
Es una hermosa petición a la que deseo dar cumplimiento
con mucha paciencia.
La misma que os pido a vosotros.
Por eso el desarrollo es lento,
porque TODOS Y CADA UNO deben alcanzar la Plenitud.
Y vosotros estáis decididos a trabajar esa espera.
A mí me parece que el llamado “Fin del Mundo” tiene que demorarse necesariamente si la generosidad forma parte de la existencia.
Éste sería el gran lema del amor:
O TODOS
O NINGUNO