Aparentemente lo que vemos es a una figura que se complace en un ambiente elegante, rico, armonioso, es decir, encontramos una carta que resulta extraordinariamente placentera. Pero, ¿es realmente así?
Pudiera ocurrir que la persona tienda a ese estado, lo valora y lo busca. Para ello, se rodea de un ambiente muy agradable y exquisito; pero no puede olvidar que la base más que en el exterior está dentro y por eso busca en un espejo el reflejo de sí mismo. ¿Corresponde este reflejo con lo que desea ver? A lo mejor la persona busca tanto en el exterior porque se ha olvidado de valorarse a sí misma. Se viste de ropajes suaves y bellos, pero el más bello vestido está en su interior. ¿Lo sabe?
Podríamos considerar esta carta como la de la autoestima. Dependiendo del lugar en el que aparcezca en una lectura nos indicará que la persona tiene una buena autoestima o precisamente que carece de ella.
Si te fijas bien en la figura, verás que mete tímidamente uno de sus pies en el agua. El agua, ya lo sabemos, nos habla de las emociones, del mundo del sentimiento. Para ella las emociones son importatnes y por eso no puede desligarse de ellas, pero a veces puede alejarse de ellas creyendo erróneamente que así apartará el dolor de sí. Sin embargo, el mayor dolor es no reconocer los sentimienos ni la verdadera esencia de las cosas. ¿De dónde surgen esas bellas flores que la rodean? ¿De dónde los árboles? ¿De dónde la vida entera que la envuelve y la compone? Del agua, de los sentimientos. No vale la pena alejarlos sino adentrarnos en ellos con un buen conocimiento y autoconocimiento, representado en el espejo.
Como siempre, todo en su justa proporción. El valor que das a lo demás, también debes dártelo a ti mismo. Y así como cuidas el entorno en el que vives, no olvides cuidar de ti mismo y de tu interior.
No conviertas el espejo en un receptáculo estrecho que sólo te permita ver una realidad limitada a tu propio gusto. Utilízalo para ver la verdad y, en caso necesario, valorarla y mejorarla. Amor verdadero, amor por la verdad, por lo genuino, que no tiene por qué estar reñido con lo placentero.