Llegamos a la carta número IX en el Tarot Rider Waite. Su nombre: EL ERMITAÑO.
La luz suele interpretarse como el conocimiento, la sabiduría. Este hombre se ha lanzado a la búsqueda de la sabiduría, y para ello no ha tenido ningún problema en permitir el paso del tiempo, pero un tiempo en el que no se ha quedado parado a esperar, sino que ha emprendido la marcha.
Y lo que es más, no le ha importado emprender el camino solo si no encuentra a nadie que quiera acompañarlo. Nadie va a detenerlo en esta búsqueda del conocimiento y de lo espiritual. A pesar del frío que implica esa temporal soledad, tiene herramientas más que suficientes para vencerlo y alcanzar su meta.
Un maestro se hace necesario en muchas circunstancias; no para delegar en él la propia responsabilidad, sino para obtener una ayuda que nos permita adentrarnos en nuestra propia búsqueda. Muchas veces, resulta de agradecer el poder encontrar a alquien que nos indique los primeros pasos a seguir.
Podemos ver la figura de un anciano vestido con un manto y cubierta la cabeza con una capucha. Su mano izquierda se apoya en un bastón, mientras que la derecha alza una linterna iluminada.
¿Qué nos está diciendo esta carta? Nos habla de muchas cosas. Por lo pronto de algo que se adquiere con tiempo, ya que quien aparece en la imagen no es un niño sino un anciano. Se trata de una persona que ha invertido tiempo en la búsqueda de algo. ¿Por qué una búsqueda? Porque lleva un candil encendido, y además un bastón para que le sirva de ayuda en los momentos necesarios.
La luz suele interpretarse como el conocimiento, la sabiduría. Este hombre se ha lanzado a la búsqueda de la sabiduría, y para ello no ha tenido ningún problema en permitir el paso del tiempo, pero un tiempo en el que no se ha quedado parado a esperar, sino que ha emprendido la marcha.
Y lo que es más, no le ha importado emprender el camino solo si no encuentra a nadie que quiera acompañarlo. Nadie va a detenerlo en esta búsqueda del conocimiento y de lo espiritual. A pesar del frío que implica esa temporal soledad, tiene herramientas más que suficientes para vencerlo y alcanzar su meta.
Esta carta nos habla de momentos en los que tenemos que buscar la sabiduría. Una sabiduría que está dentro de nosotros si sabemos buscarla. Pero también podemos acudir en busca de iluminación a aquellos que emprendieron el camino antes que nosotros y que pueden ayudarnos a encontrar nuestra propia senda.
Un maestro se hace necesario en muchas circunstancias; no para delegar en él la propia responsabilidad, sino para obtener una ayuda que nos permita adentrarnos en nuestra propia búsqueda. Muchas veces, resulta de agradecer el poder encontrar a alquien que nos indique los primeros pasos a seguir.
En resumen, si la persona se da cuenta de que su linterna no alumbra lo suficiente, nada le impide buscar a alguien que tenga su lámpara bien llena de aceite.
Pero no lo olvides, el camino hacia elconocimiento suele ser personal, lento y solitario; aunque en ciertos momentos el buscador reciba la bendición de un maestro.