miércoles, 25 de marzo de 2009

La Sabiduría de la Madurez.- Meditando con El Symbolon


Hoy me gustaría abordar un tema que me parece muy hermosamente tratado en las Cartas del Symbolon, así como en una carta en especial de "El Código del Grial" de Amy Sophia Marashinsky: la Sabiduría y la Madurez.

Aunque es verdad que hay una cierta sabiduría innata que acompaña a la infancia; parece que el recorrido a través de los años nos va haciendo conscientes de determinados procesos, determinadas verdades, determinadas preguntas sin respuesta que nos va haciendo más profundos y sabios. En el Symbolon vislumbramos formas diversas de encontrar o practicar una cierta sabiduría unida a una cierta madurez.

Vamos a comenzar con una carta que ya vimos en otro momento, pero sobre la que matizaremos alguna cosa: EL ESTRATEGA. Vemos a un hombre muy concentrado en el tablero de ajedrez que se despliega ante él. A su izquierda, unas velas encendidas nos sugieren el conocimiento. Además, el hombre lleva unas gafas que le permiten concentrar su visión en unos puntos determinados y ver con una mayor claridad. El Estratega no es alguien que deje todo en manos del destino o de la intuición, sino que analiza y estudia las diferentes posibilidades que se presentan en su campo de acción. Eso le exige una gran concentración y un retirarse del ajetreo constante para ver con mayor perspectiva.

El Estratega analiza sobre un terreno conocido unos factores conocidos en cierta forma, pero que pueden depararle sorpresas pues no dispone de todos los elementos para su total discernimiento.

El Estratega ya ha probado múltiples jugadas y no todas le han salido bien, así que intenta aprender de los errores y sigue analizando, quizá de manera demasiado intelectual y reflexiva, los pormenores de la vida.


La segunda carta en la que voy a detenerme es la denominada EL MAESTRO. En ella vemos a un hombre con rasgos que podrían considerarse severos, ataviado con una túnica talar de monje, y en cuyo regazo mantiene un libro que estudia en profundidad. A lo lejos las montañas. Delante de él una pila de libros que aún desea leer; y sobre ellos el reloj del tiempo. Bajo sus pies, una calavera y un hueso de un esqueleto. Por encima, y señalando con su dedo, el cielo con una puerta bordeada de los colores del Arco Iris, y una corona.

¿Qué te dice esta carta a ti en una meditación? A mí me habla del esfuerzo y el tiempo que lleva la adquisición de conocimiento. Me habla de la confrontación con la realidad de la vida en la tierra y más allá de ella. Me habla de la conexión entre el intelecto y la intuición divina; no todo está en los libros, aunque éstos pueden significar una extraordinaria ayuda; pero uno no puede nunca perder de vista el mirar a la vida y al Creador de la misma.

La severidad del rostro me dice que la adquisión de sabiduría a través del conocimiento es algo serio, no banal o superficial; algo a lo que hay que dedicarse de manera profunda y disciplinada. El conocimiento vendría representado por esos libros que tan devotamente devora nuestro monje; la sabiduría procede de Dios y de la asimilación de tales conocimientos.

En cuanto a la tercera carta, recibe el nombre de MOIRA. En ella vemos a una mujer ya anciana hilando. Seguro que a nadie se le escapan las similitudes con las Parcas, ¿verdad? Pero no voy a enfocar esta carta como la realización de un destino fatal e inmutable sino más bien como un reconocimiento de todos los matices que tiene la vida, unos ciertamente más agradables que otros; así aborda el Symbolon esta carta.

Moira ha aprendido a sentarse con calma porque ha experimentado tristezas y alegrías, y sabe adónde conducen ambas.

Por lo pronto sabe que de nada sirve rebelarse. Moira no se desespera, sino que comprende y acepta; y no sólo eso, sino que mira con benevolencia a qu
ien se enfrenta de manera trágica y dramática a lo que va sucediéndole en su progreso de vida. Ella permanece en calma porque no sólo "conoce", sino que "sabe".


La mujer sabia que nos observa, traída por Amy Sophhía Marashinsky de un retrato de Balthasar Denner para su "Oráculo del Código del Grial", habla con esa mirada limpia y compasiva y con su tierna, dulce y serena sonrisa.

La mujer madura nos habla prescisamente de lo que da título a esta exposición, de la sabiduría alcanzada en la madurez; una sabiduría que nace de la experiencia y del conocimiento bien asimilados; una sabiduría tranquila, benevolente y, sobre todo, muy compasiva.



NOTA: Para quienes deseen información sobre las imágenes aquí mostradas, podéis pinchar en los siguientes enlaces:
"El Symbolon", de Ingrid Zinnel, Peter Orban y Thea Weller.
"El Oráculo del Código del Grial", de Amy Sophia Marashinsky.
"Retrato de una anciana", de Balthasar Denner.