A la hora de barajar las cartas, cada tarotista tiene su forma de hacerlo. Algunos ceden las cartas al consultante para que las barajen ellos, mientras que otros prefieren barajar ellos mismos las cartas. ¿Cuáles son las ventajas y los inconvenietnes de uno u otro sistema? Veámoslos.
Cuando el consultante baraja las cartas, de alguna manera estamos haciendo que se implique. Le centramos en la labor de la que se trata y no le dejamos que delegue en otro su propia responsabilidad. Ésa sería una de las ventajas de que barajara las cartas el propio consultante. Pero también es verdad que a veces, determinadas barajas se hacen difíciles de manejar, especialmente por aquellas personas no acostumbradas a las mismas. Y si añadimos los nervios que suele mostrar quien pide una consulta, el hecho de barajar las cartas no parece algo fácil. En estos casos, es preferible que lo haga el propio tarotista para rebajar la intensidad del ambiente.
Soy de la opinión de que las Cartas van a salir las que tengan que salir, sean barajadas por unos o por otros, pues lo que cuenta es la intención. Por tanto, suelo ser flexible en este terreno y adaptarme al momento.
También, hay personas que gustan de cortar las cartas una o más veces y seleccionan alguno de los montones en concreto. A mí no me gusta cortar las cartas. Sencilllamente las barajo y cuando siento que debo detenerme, lo hago así y comienzo extrayendo las cartas desde la parte superior hasta alcanzar el número que exija la tirada que vaya a usar.
Tampoco le doy importacia al hecho de barajar o extraer las cartas con la mano derecha o la izquierda, pues soy de la opinión de que las cosas cuanto más sencillas y espontáneas mejor salen.
Tampoco le doy importacia al hecho de barajar o extraer las cartas con la mano derecha o la izquierda, pues soy de la opinión de que las cosas cuanto más sencillas y espontáneas mejor salen.
Por úlimo, decir que me gusta disponer las cartas sobre la mesa siempre boca abajo para irlas destapando poco a poco.
Acostúmbrate a tus cartas. No se trata de que domines el arte de barajar como esos excelentes jugadores de pocker. Aquí no estamos para hacer alardes de habilidad, sino sencillamente para usar un instrumento que nos permite profundizar en situaciones. Cuanto más normal sea todo, creo que más verdadero resulta.