La Emperatriz es una carta que hace relación, una vez más, a un determinado aspecto femenino. Pero a diferencia de su antecesora, la Suma Sacerdotisa, que era pasiva y se imbuía de conocimiento externo para desarrollar el interno, la Emperatriz representa la prosperidad y la productividad.
La Emperatriz lo tiene todo y todo lo comparte: es la prodigalidad, la abundancia. Es una mujer realizada que tiene mucho que ofrecer al mundo. Todo lo que toca lo enriquece. Desde su trono, en una actitud profundamente activa, contempla la abundancia de la naturaleza y colabora en ella. Sabe que sólo basta sembrar la semilla para poder recoger abundancia.
La Emperatriz es generosa y creativa. Tiene enormes recursos, pero no es avasalladora. Se mueve de forma espontánea. No se somete a reglas sino a ciclos vitales, pues es una mujer y como tal los conoce a la perfección.
Sabe dar a luz nueva vida, como cualquier mujer embarazada. No pone obstáculos a la creación sino que contribuye a ella como mejor puede; sin cicatería alguna.
En una consulta, habría que valorar, según la posición en la que aparezca, si la carta habla del propio consultante o de alguien más. Aunque en principio aluda a una mujer, también podría hablar de un hombre con las características básicas que señala esta carta.
La riqueza se ofrece. La riqueza es una abundancia creativa. Y a la creatividad hay que dejarla fluir sin obstáculos ni miedos.